Un posible «penalti» no pitado por los árbitros, bien sea por empujón o por zancadilla, cuando Kyle Fogg se disponía a entrar a canasta, a 9 segundos del final, con 70-69 en el marcador para los de casa, decidió anoche la suerte de un partido en el Audi Dome de Múnich que pudo ganar cualquiera, pero que al final se quedó en tierras bávaras.

Tras cuatro victorias seguidas, el Unicaja cerró de esa manera tan «rara» su buena racha de juego y resultados. El Bayern no fue mejor anoche, pero sí se encontró con un inspiradísimo Nick Johnson en el momento «caliente» del partido, que fue el que decidió con sus canastas el cara o cruz final.

Independientemente de si hubo «cagancho» arbitral o no, el Unicaja no fue el de días precedentes. En Alemania no se dejó ver el equipo solvente, vertical, práctico y con hechuras de aspirante a lo que sea de las últimas semanas. Bilbao, Zenit, Buducnost y Barcelona no habían aguantado el ritmo verde en los partidos previos. Pero todas esas victorias habían llegado en el calor del Carpena, en el fortín verde. Faltaba un gran triunfo «en la carretera», como le gusta decir a Plaza. Ayer hubiera sido un buen día para sumarlo, pero no pudo ser. Por unas cosas u otras, no pudo ser. Jugar de visitante sigue siendo la asignatura pendiente de este Unicaja 2016/2017 para pasar de ser un «buen» equipo a «gran» equipo.

Hay que reconocer que ganar a domicilio en Europa no es nada sencillo. Siempre lo he dicho. No lo es para el Unicaja ni para nadie. No lo era en la Euroliga y tampoco lo es en la Eurocup, por mucho que el nivel sea claramente inferior en esta segunda competición continental. Además, esta pista del Bayern alemán es, como se pudo ver anoche, una de las más complicadas del continente. Hay muy buen ambiente y eso provoca a veces tener que jugar contra el rival y también contra las «circunstancias».

El Unicaja demostró el domingo pasado ante el Barça no dar el partido por perdido hasta la última décima del último segundo del último cuarto. Ayer, frente al equipo bávaro quiso pero no pudo. La primera parte llevó casi siempre la iniciativa, pero sin grandes diferencias. Tras el descanso, el rival amagó con romper el partido con el 53-43, a solo 2.23 del final del tercer cuarto. Pero entonces apareció la mejor versión de los verdes, el rival se vino abajo y un parcial de 1-17 hizo pensar en que la victoria a domicilio sí era posible, 54-60.

Nada que ver. Johnson dijo «aquí estoy yo». Asumió todo el protagonismo ofensivo de los suyos, el Unicaja no acertó desde el 6.75 y el partido entró en el esprint final en el que esa jugada polémica marcó el destino de unos y de otros.

El Bayern dio anoche la misma impresión que en el Carpena hace poco más de un mes. Parece un equipo con mejor plantilla que lo que realmente muestra sobre el parqué. Eso sí, sin una versión súper, a los germanos les ha bastado para jugarse ahora la primera plaza final del grupo con el Zenit ruso. Los muniqueses necesitan que los de San Petersburgo pierdan en Podgorica, la próxima semana, o en su cancha rusa, ante el Unicaja, la última jornada. La ecuación no es fácil, pero sí es viable.

Plaza había advertido al personal -sobre todo a los que enseguida ven la botella medio llena- que el margen de mejora de sus chicos es todavía evidente. Anoche quedó claro. El equipo mostró señales de falta de maduración, algo lógico a estas alturas del calendario, lejos todavía del momento álgido copero o del propio Top 16 continental.

Vayamos con nombres propios. Fogg tuvo ramalazos, pero no fue el anotador compulsivo que ha tirado del quipo en los últimos partidos. Lo mismo que Jamar Smith. Tampoco tuvo su mejor noche Carlos Suárez. Lafayette y Waczynski estuvieron muy perdidos, igual que Dani Díez. Albertito se dejó todo en el parqué, como siempre, aunque sin el brillo de jornadas precedentes. Quizás N´Diaye es el que creció un poco más en la pista del Bayern, aprovechando los minutos que descansó un Musli que parece algo menos entonado desde que aquella gastroenteritis le dejó k.o el día del Zenit.

Lo dicho. Al Unicaja le quedan ahora dos citas más antes del final de la liguilla continental. La semana que viene visita el Carpena un UCAM de Murcia de capa caída. Dentro de un par de miércoles habrá que visitar San Petersburgo para acabar la primera fase. Con dos victorias, el Unicaja será, probablemente, segundo de grupo. Con una victoria y una derrota... quizás tercero. ¿Con dos derrotas? Pues quedará cuarto. Sea lo que sea, el 4 de enero será uno de los 16 mejores equipos que seguirán luchando por esta Eurocup. Eso es lo realmente importante. Los deberes están hechos.