­Había que ganar y el Unicaja lo hizo. Sólo valía el triunfo en la casa del colista ICL Manresa, que llegaba con dos bajas clave, sin haber ganado en todo el curso en el Nou Congost y tras siete derrotas consecutivas. Y el Unicaja, insisto, lo hizo. No es un triunfo por el que haya que sacar pecho. Pero sí que es importante. Llevaba un mes y medio el equipo de Joan Plaza sin ganar fuera del Martín Carpena (desde Tenerife) y anoche volvió a hacerlo. Eso, siempre suma. Fue, además, un monólogo del equipo malagueño, que dominó desde el salto inicial, que no dio opciones, que trabajó en los dos lados del campo, que no se dio un respiro y que redujo el partido a la más mínima expresión. Vimos a un Unicaja sin sentimientos. Y eso denota a los equipos de raza. No hubo piedad con el rival, como debe ser en estos casos. En realidad, este ICL Manresa-Unicaja pareció un partido en edición de bolsillo.

Apenas tuvo vida propia, sólo la que le insufló el c0njunto costasoleño, que impuso su ritmo desde el calentamiento y dijo eso de que me siga el que pueda. Pasados solo unos minutos ya iba por las Pedrizas y el pobre Manresa apenas subía por Ciudad Jardín. No hubo partido casi desde el salto inicial, porque el Unicaja doblaba al ICL Manresa ya a los cinco minutos (7-15), subió la renta a 16-31, con triples de sus exteriores, y se marchó al descanso con 36-50. Tuvo una máxima de 40-69 en el tercer parcial, donde tuvo que pararse el partido por problemas eléctricos en los marcadores, y finalmente firmó un triunfo solvente por 70-89.

Mandar por 29 puntos es muy explicativo. Una pena que no se pudiera mantener esa renta, mitad porque Aranitovic se empeñó en que el Unicaja no se empachara demasiado y mitad porque el equipo ya daba el encuentro por finiquitado hacía rato. ¿Y qué paso en ese trance? Pues que el Unicaja puso las cartas sobre la mesa desde el arranque. Sorprendió Joan Plaza, porque premió la fantástica semana de Hamady N´Diaye dándole la titularidad, justo en el regreso de Dejan Musli a Manresa, el equipo que le dio la vida y le devolvió al panorama internacional el pasado curso en la ACB.

Pero N´Diaye fue un jabato ante el Barça y de lo mejorcito de Múnich. Así que el senegalés salió en el cinco y lo hizo realmente bien, con grandes minutos del equipo, donde destacó el polaco Waczynski. Triples de todos los exteriores (Lafayette, Smith y Alberto, más el propio Waczynski), y muchas dudas en un rival realmente pobre. Parecía con miedo el ICL Manresa.

Máxima: 29 arriba

Después del descanso, por fin apareció Dejan Musli, que tenía ganas de agradar antes su antigua afición. Las bajas del base Aleksandar Cvetkovic y del pívot Patrik Auda, los dos jugadores más sólidos del colista, desnudaron al equipo del Bagés. Y eso espoleó a un Unicaja que salió para sentenciar en el tercer cuarto: parcial de salida de 0-9, con puntos de Suárez, Musli y Lafayette, y nueva máxima. El Manresa era un pozo sin fondo. No había rival delante y el Unicaja olió sangre. Plaza pidió a sus jugadores que tuvieran hambre. Y el equipo pidió ración de postre extra: Lafayette anotó un triple, Waczynski hizo otro y la enésima canasta de Musli, solo en la zona, hizo que el Unicaja rondara los 30 de diferencia: 40-69.

Ahí se acabó, si es que hubo alguna vez, el partido en Manresa. Ayudó también una larga espera en la pista porque los marcadores se quedaron sin luz. Así que lo aprovechó el Manresa para maquillar el resultado, con la negativa del abnegado Alberto Díaz, que despidió el choque con dos triples, para dejar el definitivo 70-89.

La victoria es muy reconfortante, porque hace más sabrosa aún la lograda ante el Barça la semana anterior. Y porque ha sido un fin de semana realmente bueno para los intereses verdes, con derrotas de rivales directos en la parte media-alta de la tabla, como Tenerife, Andorra y Bilbao, lo que consolida al plantel costasoleño en la quinta plaza de la ACB. El Unicaja tiene ya en su casillero un balance de siete triunfos y tres derrotas, como el Valencia, el próximo visitante del Martín Carpena. Un partidazo el que se viene encima. Aunque antes, el miércoles, toca recibir al UCAM Murcia en la Eurocup, para tratar de escalar.

Haría bien el Unicaja en tener muy presentes los valores que ayer le llevaron a ganar con solvencia en Manresa: máxima intensidad de principio a fin, humildad y trabajo, consistencia en los dos lados de la pista y ser «malo», no perdonar, tratar de ganar por 20 si el tema se pone a tiro. Así le fue muy bien a los cajistas en Manresa. Un duelo que ha servido para consolidar ideas y proseguir con la lenta construcción de este proyecto 2016/17 que necesita más victorias como ésta.