­No pudo ser. El Unicaja quiso, pero esta vez no pudo. Ante un rival serio, duro, acertado por fuera y contundente bajo los aros, el equipo de Plaza nadó y nadó para «morir» en la orilla. Es verdad que por momentos pareció que la quinta victoria liguera seguida en el Palacio era posible, pero un mal último cuarto dejó al equipo sin el premio final.

El Valencia Basket demostró en Málaga que está a un gran nivel y que será un dignísimo enemigo de aquí a final de temporada por esos dos objetivos que el club de Los Guindos tiene en mente este curso: luchar hasta el final por ganar la Eurocup y amarrar la plaza de Euroliga que la ACB pone en juego esta Liga para el mejor equipo de España al margen de Real Madrid, Barcelona y Baskonia.

La verdad es que ayer pudo ganar cualquiera. Fue un partido igualado. De esos que se deciden por pequeños detalles. Más o menos lo que anunciaba el guión previo. Pero un mal día de los chicos de verde en el rebote (26 por 38) y un desacierto inexplicable desde la línea de tiro libre (12 de 24), unido al festival espectacular de Rafa Martínez desde la línea de 6.75 en la primera parte (6 de 6) fueron claves. Al Unicaja le faltó, además, el acierto habitual de sus tiradores de perímetro. Demasiadas «pegas» como para sumar ante los taronjas.

El regreso de «Nedo» será una gran noticia con el paso de las semanas, pero ayer el serbio fue una sombra de sí mismo y el equipo lo acusó. Después de dos meses fuera, quizás le vinieron demasiado largos los casi 15 minutos que estuvo sobre el parqué. Fogg perdió protagonismo en la rotación y entre unas cosas y otras...

Es plausible la decisión del coach por mucho que alguna no la entienda. Recuperar lo antes posible al balcánico debe de ser para Plaza un objetivo prioritario ante los que está por venir, pero ayer repartir los minutos de los jugadores de perímetro costó caro. Eso (creo) no admite duda.

La derrota de anoche, ante su rival más directo, obliga a esperar todavía alguna semana más para que el Unicaja tenga en su mano el billete para la Copa del Rey de Vitoria. Llegar va a llegar. Es cuestión de tiempo. Lo que sí se complica muy mucho es el exigente anhelo de aterrizar en la cita del k.o como cabeza de serie. Eso, después de lo de anoche, sí es verdad que será mucho más complicado. Pero ¡ojo!, con 7-4 en la clasificación y cinco jornadas todavía por delante, es un objetivo al alcance de los verdes si el esprint final de 2016 es bueno y el arranque de 2017, también.

Ahora toca cambiar de chip. La primera fase de la Eurocup (por fin) acaba el miércoles en San Petersburgo para los verdes. El fin de semana espera en Madrid el Movistar Estudiantes. Un duelo, éste del BarclayCard Center, que será importante para pasar tranquilos la inminente Navidad.