En su cuarta temporada en Málaga, Joan Plaza aún tiene retos personales y colectivos que afrontar y solventar. Y uno de ellos lo tiene a sólo unas horas. El objetivo está cercano y se dirime en Berlín. Y es que desde que aterrizó en el Unicaja, Plaza ha perdido los tres partidos que han abierto cada año. Tras la Nochevieja, las uvas se le han atragantado al entrenador y a su equipo. En su primer estreno de año, en el curso 2013/14, el Unicaja recibió al Baskonia, en el estreno del Top 16 de la Euroliga. Y los vitorianos sacaron de la pista al cuadro verde: 79-93. En la segunda intentona, en el recién estrenado 2015, el Unicaja también jugó en casa, recibiendo al temible Olympiacos. Se cumplió la lógica, y el equipo del griego de Spanoulis y compañía asaltó el Carpena: 61-69. Tampoco hubo suerte el año pasado, en el debut de 2016, ya que en la ACB y en la pista del Valencia Básket, los locales se impusieron también con bastante holgura: 81-70.

O sea, que el Unicaja ha perdido los tres partidos que ha disputado abriendo el año con el coach Plaza en el banquillo. Rompiendo, además, una sana tradición. Y es que lo habitual a lo largo de la historia ha sido lo contrario. Desde el año 2001 hasta el 2009, el Unicaja siempre ha ganado tras comerse las uvas. El equipo malagueño siempre comenzó con triunfo el recién inaugurado año. Partido tras partido y victoria tras victoria. Nueve sumó en total. Pero en 2010 cambió su suerte. Y así ha seguido. El Unicaja ha perdido cinco de los seis últimos encuentros que han dado comienzo al año. Al equipo se le han atragantado las uvas desde que en 2010/11 jugara en la pista del Joventut: 89-85. Después, el Unicaja derrotó al Bilbao en el Carpena: 78-73. Y, a partir de ahí, cuatro derrotas consecutivas. En 2012/13, el Unicaja cayó en Kaunas: 75-63. Después comenzó el «gafe» con Plaza.

Hasta que llegó esta fatídica racha, la historia decía lo contrario. Nueve triunfos en 10 enfrentamientos había sacado adelante el cuadro verde en el primer encuentro del año. Y es que desde que el Unicaja jugaba la Euroliga de forma consecutiva, - lo hizo las últimas 15 temporadas- ganó los nueve primeros años siempre sus partidos tras la Nochevieja.

Esta sanísima tradición arrancó para el equipo en el curso 2001/02. El cuadro de Los Guindos se enfrentó al por entonces Canarias Telecom, un ya lejano 3 de enero de 2002: 87-82. Era la penúltima campaña de Bozidar Maljkovic, que dirigió al equipo en una inolvidable etapa de cuatro años, en la que la entidad al completo dio un salto hacia la elite brutal. Una temporada después, en la 2002/03, ya en la despedida de «Boza», el Unicaja hizo los deberes tras la Nochevieja. Contra el Tau Cerámica. Y lo hizo en Vitoria: 63-64. El antológico encuentro de Louis Bullock, con 27 puntos y 30 de valoración, hundió al Tau de Dusko Ivanovic.

Maljkovic ya no volvió a comerse las uvas como entrenador del Unicaja. Sergio Scariolo se hizo cargo del equipo -relevó a Paco Alonso- y con él en el banquillo siempre se ganó en el primer choque del año: Fórum (72-80), Tau (78-76) - 26 puntos, 9 rebotes y 11 faltas recibidas, para 42 de valoración de Jorge Garbajosa-, Ulker Estambul (76-83), Cibona (73-67) y Milán (89-70). Cinco de cinco para llegar a 2008/09, la primera de Aíto, que saldó sin despeinarse la visita del Granada (90-66).

El año siguiente arrancó con un palizón al mismo Granada 112-87, y la mejor actuación individual en la historia del club. Omar Cook, ahora en el Estudiantes llegó a 46 de valoración, con 35 puntos y 7 asistencias.

Plaza sí le ganó al Unicaja

En esta década llegaron las derrotas. El Joventut pudo con el Unicaja en Badalona (89-85), en los últimos coletazos de Aíto. Con Chus Mateo se logró la victoria ante el Bilbao, por 78-73, con 19 puntos de Zoric y otros 18 de Freeland. Y en el curso 2012/13, el primer choque tras las uvas fue en Kaunas, con derrota por 75-63... ante Joan Plaza. El catalán sí que fue capaz de ganarle al Unicaja, algo que luego no ha sido capaz de hacer en Málaga.

El reto está encima de la mesa. Plaza atesora ya varios récords positivos en el club y el destino le pone ahora en la tesitura de derribar una puerta que está cerrada y que empaña su gran expediente.