El Unicaja y 250 malagueños se dieron ayer un «tute» hasta Sevilla para nada. Para ver al equipo lanzar 37 triples. Para ver al equipo sin ideas en ataque, sin sistemas, sin control. Para ver a un Real Betis Energía Plus con un plan, con un trabajo previo, con más hambre, más carácter y más ganas de ganar. El Unicaja se descompuso ayer en San Pablo. Fue muy poca cosa. Se limitó a lanzar de tres puntos. Esta vez salió cruz: 18,9% de acierto. Y perdió. Lo hizo de mala manera, dándole un disgusto gordísimo a su hinchada. Y demostrando que así, tal y como pinta la cosa, nos vamos a dar un golpecito en el pecho cumpliendo sólo los objetivos mínimos. Pero no habrá opciones reales ni de pelear por la Copa ni por la Eurocup y, ni mucho menos, por la ACB. En el cementerio de los cobardes hay enterrados cientos de ejemplos como los de este club y sus «objetivos mínimos».

Ahí está la hemeroteca y ahí están los análisis previos al comienzo de curso. El día que Dejan Musli se resfríe lo vamos a pasar mal, se escribió. No fue un catarro, sino un golpe en el cuádriceps. Sin el pívot serbio el Unicaja encontró la excusa perfecta para jugar a lo que más le gusta a jugadores como Nemanja Nedovic, Jamar Smith, Kyle Fogg o Adam Waczynski. Tirar, tirar y tirar. Sin jugar un sistema, sin buscar un pase dentro-fuera, sin atacar la defensa rival, sin castigarla... La baja de Musli deja sin recursos interiores a este Unicaja. Lo de N´Diaye es una broma de mal gusto. Un jugador superespecialista. Para ser el jugador 14 ó 15 en el CSKA o en el Madrid o en el Panathinaikos.

El Unicaja no puede permitirse el lujo de que su segundo pívot sea N´Diaye. La culpa no la tiene el senegalés, que hace lo que puede el hombre. El responsable es quien le fichó. O sea, el secretario técnico, Carlos Jiménez, y el entrenador, Joan Plaza. Porque si haces esa apuesta arriesgadísima tras el «caso Mbakwe», y además tu pívot de rotación es Viny Okouo, has de garantizarte el movimiento contando en tu plantel con un «cuatro y medio». Un jugador que pueda jugar por dentro y por fuera, que te tape una baja esporádica de Musli y que te abra el campo. Pero si en tu planificación, tus dos ala-pívots son dos «tres» reconvertidos a «cuatro», entonces la delgada cuerda que sostiene al equipo se rompe y todo salta en mil pedazos. Escrito está desde verano. Al igual que el tema del base, pero no quiero ser pesado. Ni tampoco malintencionado.

El Unicaja fue ayer una decepción de equipo. Fue siempre a remolque, por detrás del Real Betis Energía Plus, a su rebufo. Sólo mandó dos veces en el electrónico: 12-15 y 15-16. Carlos Suárez, que ha pasado de actuar como «tres» a hacerlo de «cinco», empató (61-61, a 3:46 del final). Pero no hubo forma ni manera. Porque el estilo del Unicaja, de lanzar de tres una y otra vez, sin penetrar (Nedovic, ¿qué te pasó?), sin sistemas ni patrón, le condenó. Zan Tabak trabajó bien el partido. No permitió ni un solo pick and roll y cerró su defensa para cerrar el rebote. Y el tridente Fogg-Nedovic-Smith en la recta final abrió la defensa malagueña en canal y fue un coladero.

Situar a los tres en la pista al mismo tiempo es como lanzar una moneda al aire. Si están inspirados, las meten y se sienten cómodos, hay pocos rivales que puedan ganarte. Pero si no le entran los tiros, se frustran y decae su actividad defensiva... estás muerto. Se aprovecharon de ello Vojdan Stojanovski y Triguero. Dos jugadores, con todos los respetos, de un perfil menor. Pero que a base de pico y pala esperaron su momento y coronaron el mejor trabajo del Betis.

Ir a Sevilla, pegarte 410 kilómetros en bus para tirar 37 triples y hacer, por momentos, un juego de balonmano, con los cinco por fuera pasándose la pelota, sin agresividad, sin penetrar, sin buscar opciones dentro, sin tratar de buscar superioridades... suena a poca cosa. Suena mal, la verdad. A rancio. Te deja más dudas que certidumbres.

El Unicaja metió 25 puntos en toda la primera parte. Pero luego permitió al Betis que le anotara 26 en el último cuarto. A base de «small-ball». Con tres escoltas jugando al mismo tiempo (Fogg, Nedovic y Smith). Sin un base y sin alero. Y sin pívots. Hay muchas cosas que no cuadran. Que chirrían. De la planificación y de la preparación y el desarrollo del partido. Y ya ha pasado la Navidad y se han ido los Reyes. Y este Unicaja no es nada fiable. Se va de los partidos de una forma asombrosa. Vive del triple, con los peligros que eso tiene. 37 se cascó en Sevilla. Y sólo dio seis tristes asistencias. Seis... Para pensarlo, analizarlo y hacer autocrítica. Aunque esto último va a ser más difícil...