La defensa de Alberto Díaz y los puntos de Kyle Fogg en el esprint final del último cuarto no fueron suficiente aval anoche en el Audi Dome de Múnich para remontar un partido que se puso imposible para el Unicaja con el 77-60 a 6.32 del final y que el base canterano criado en Los Guindos y el base-escolta americano, perdidos ambos en el fondo del banquillo de Plaza durante casi todo el partido, revolucionaron cuando ya no había tiempo nada más que para maquillar la derrota.

La Eurocup queda ahora pendiente de un hilo para los verdes. El Bayern Múnich 1- Unicaja 0 del marcador parcial del play off suena amenazante a más no poder. Las cuentas son tan sencillas como críticas: hay que ganar el viernes en el Carpena y el miércoles que viene en el hipotético desempate de Múnich. No queda otra. Vencer los dos partidos y estar en semifinales o decir un adiós definitivo a Europa y a esa primera vía que lleva directamente a la Euroliga de la próxima temporada.

El equipo volvió a dar muestras de flaqueza lejos de casa. Es el sino de esta temporada. En el Carpena casi siempre gana y convence, pero lejos de Málaga casi siempre pierde y desespera. Eso es lo que le lleva ahora a estar al borde de la debacle continental. No solo perder ayer en pista germana. De los barros de octubre, noviembre o diciembre vienen estos lodos de febrero y marzo.

Es verdad que anoche el Unicaja compitió, pero sin llegar nunca a asustar a su rival. Incluso fue capaz después de estar 17 abajo de volver a creer en el 0-1, en ese arreón final liderado por dos «suplentes» de lujo, visto lo visto.

Estaba previsto que el Audi Dome ejerciera de jugador número 6 para el Bayern. Y así fue. La afición alemana apretó de lo lindo. No necesitó bengalas ni gestos agresivos ni tirar monedas a la pista para crear el ambiente perfecto para que su equipo se sintiera cómodo. Su aliento fue total desde el minuto 1 al 40 y permitió a los de Djordjevic, sobre todo, sobrevivir cuando el Unicaja más apretó, en ese desesperado esprint final del último cuarto.

En un día muy importante, el Unicaja echó en falta a su jugador franquicia. Nedovic no fue el factor diferencial que Plaza y la «marea verde» esperaban. Por lo que sea, el serbio no se sintió cómodo en ningún momento en el partido. Salió en el cinco inicial, Plaza lo sacó y lo metió en la pista varias veces buscando que su chispa encendiera al equipo, pero no fue su día. Tampoco el de Jamar Smith o el de Waczynski. Y sin los tres tiradores on fire...

Cambios tácticos

Plaza apostó en Múnich por buscar la sorpresa con Lafayette en la dirección, por meter más balones en el juego interior y por dejar a Fogg como última rotación ­-Viny no cuenta desde que llegó Omic-. La vuelta de tuerca en la pizarra del catalán y su incipiente barba no salió bien. El base americano de pasaporte croata no estuvo mal, pero no ejerció de revulsivo para el equipo. La apuesta por ir más a la pintura tampoco desequilibró el balance defensivo del rival. Y lo de Fogg pareció el mayor error de todos. El último máximo anotador de la Bundesliga volvía a Alemania, a jugar en una cancha y ante un rival que conoce a la perfección. Ayer faltaban puntos en el perímetro y él podía haberlos dado. Pero Plaza lo colocó en la pista a 4.26 para el final del tercer cuarto. Demasiado tarde. En el rato que jugó se fue a 9 puntos y 15 de valoración. Lástima no haber aparecido antes porque estaba «enchufado».

No hay que buscar excusas ni darle muchas vueltas. El Bayern ganó ayer porque fue mejor. Pero sobre todo porque jugó con mucha más agresividad. Los alemanes defienden cada jugada como si fuera la última del partido. Guardan su canasta con todo. Con los brazos, con el cuerpo, con los codos, con el culo... Es un equipo pegajoso y muy bien trabajado, a imagen y semejanza de como jugaba Sasha Djordjevic cuando iba en pantalón corto y camiseta de tirantes y solo utilizaba el traje y la corbata para recoger premios con el Partizán, la Phillips de Milano, el Barça, el Real Madrid o la selección de Yugoslasvia y después con Serbia.

Los alemanes dieron tanta cera debajo del aro que el Unicaja tiró la friolera de 36 tiros libres. Más veces que de 2 (29) y que de tres (19). Una brutalidad. Pero es su estilo, el que les ha llevado a ganar 15 de los 16 últimos partidos que han jugado entre Eurocup, Bundesliga y Copa de Alemania, a rozar las «semis» de la competición europea y el que le ha hecho firmar por ahora un tres de tres ante los de verde.

En fin, que el ultimátum continental asusta, pero no es para nada definitivo. No sería la primera vez, ni tampoco será la última, que un equipo cede el primer día en un play off al mejor de tres y acaba pasando de ronda. Habrá que agarrarse a eso porque el viernes ya es ganar o morir. Toca remontada. Yo (todavía) creo en el Unicaja.