El Unicaja vuelve a estar a las puertas del cielo. Muy cerca de un título. El equipo malagueño se ha metido en la final de la Eurocup, un territorio que no pisaba desde hace ya 16 años. Más de tres lustros, toda una generación, que no había visto al Unicaja en una gran final continental. Y ahora, el equipo vuelve a estar entre los grandes, junto a los elegidos. El cuadro costasoleño le ha ganado por la vía rápida al Lokomotiv Kuban (2-0) y ahora espera rival. No lo conocerá hasta el próximo miércoles, ya que las semifinales entre el Valencia y el Hapoel Jerusalén está igualada, tras el triunfo de los hebreos ayer en su pista (1-1).

Deberá, por tanto, esperar unos días para saber con quién tendrá que enfrentarse en la ronda definitiva de la Eurocup. Toda una final que el Unicaja no disputa desde hace ya 16 años, cuando llegó a la gran final de la Copa Korac y conquistó el título ante el Hemofarm de Vrsac.

El Unicaja levantó el título de la Korac el 18 de abril de 2001, justo hace 15 años y 11 meses. Un gran hito, ya que fue la primera gran copa que conquistó, la que le puso en el escaparate europeo y la que relanzó el proyecto verde.

Desde hace ya 16 años se han producido infinidad de variaciones en el baloncesto malagueño. Pero algo no ha cambiado desde aquella final y la que se avecina: el ambientazo del Martín Carpena. El equipo malagueño ha sufrido una importante reducción en el número de abonados. Se produjo una especie de divorcio que, sólo en las grandes ocasiones, se transforma. Anoche fue uno de esos grandes momentos. La «marea verde» fue un espectáculo. El club tuvo que colgar el cartel de «no hay billetes» y el Palacio volvió a rememorar las grandes noches de Liga ACB, de play off por el título, de Euroliga... El Carpena fue una pasada anoche, como sucedió hace ya casi 16 años, en el encuentro ante el Hemofarm.

La Copa Korac se disputaba entonces a doble partido, de ida y vuelta. El Unicaja tuvo un camino bastante «cómodo», ya que en cuartos de final se midió al Maccabi Ramat Gan, con doble triunfo. Primero, en su pista, el Unicaja ganó por 73-74. En el Carpena no hubo partido: 88-70.

Era el Unicaja de Bozidar Maljkovic, un nuevo proyecto, que afrontaba su segundo curso, y en el que el equipo malagueño aspiraba a grandes cotas. «Boza» llegaba de hacer historia y a él se le dio el testigo.

En su segundo curso formó un equipo muy competitivo, apoyado en la dirección de Jaumin y Cabezas, los puntos de Mrsic, la defensa de Berni, la intensidad de Sonko, el tiro de Paco Vázquez y el poderío interior de Abrams, Petruska, Miller y Fred Weis.

En semifinales tuvo la fortuna de medirse al Ricoh Astronauts de Amsterdam, un rival muy débil a estas alturas de competición. Los cajistas superaron al Ricoh en la ciudad holandesa (46-59) y lo barrieron de la pista en el Palacio: 86-55. Ya estaban en la gran final.

Y en la ronda definitiva, el Unicaja se midió al Hemofarm Vrsac de Serbia. El equipo malagueño tuvo que jugar primero en casa y allí allanó su pase a la gran final: 77-47. El Unicaja viajó con un amplio despliegue a Serbia, un chárter con el consejo de administración, responsables de la entidad financiera y políticos de la ciudad y de otras instituciones. Fue una gran fiesta y el Unicaja, que con perder por 29 puntos le bastaba, fue incluso capaz de ganar: 69-71. Era un 18 de abril de 2001. Hace justo 15 años y 11 meses.

El Unicaja vuelve a una gran final. Ya le apuntaron todos los focos en la Final Four de la Euroliga de Atenas 2007, cuando se metió entre los cuatro mejores del Viejo Continente. Un subidón con mayúsculas. El Unicaja se midió en semifinales al todopoderoso CSKA Moscú, con el que compitió hasta el tramo final. Pero tuvo que tuvo que hincar la rodilla: 50-62. No pudo meterse en la gran final, como ahora, pero sí que superó al Tau (76-74) en la final de consolación y se conformó con el tercer puesto.