Del Unicaja que salió cabizbajo y golpeado tras la decepción copera ante el peor Barcelona que se recuerde al que está firmando un mes de marzo pletórico, con seis triunfos consecutivos y metido en la final de la Eurocup, media un abismo. Pero sólo ha pasado un mes. El Unicaja dio, otra vez, la de arena, el 17 de febrero, en Vitoria, en los cuartos de la Copa del Rey. Volvió a ser un equipo frágil, vulnerable, falto de carácter y de raza. Tuvo delante al peor Barça en muchísimos años. Y no supo meterle mano, tras un primer tiempo decente. El equipo abandonó la Copa cabizbajo, herido y sabiendo que había perdido una oportunidad de oro. El Unicaja, en realidad, había sido el reflejo de toda la temporada. Con un juego previsible, basado en el perímetro, con pocas ideas, tremendos dientes de sierra y poca fiabilidad.

Un mes después, sólo un mes después, el Unicaja venció de nuevo al Lokomotiv Kuban. Lo hizo un 17 de marzo. Y consiguió un logro mayúsculo: meterse en la final de la Eurocup. El Unicaja cumplió este viernes por la noche la mejor racha en dos años, ya que desde que arrancó el mes de marzo ha ganado seis partidos consecutivos. Seis. Uno detrás de otro. Y ante rivales de postín. Y lejos del Martín Carpena. ¿Qué ha pasado en este mes? La metamorfosis del finalista de la Eurocup ha llegado en marzo.

Defensa

De encajar 78,13 puntos a recibir sólo 65,5 en marzo

El Unicaja ha dado un cambio brutal en el apartado defensivo. Los números son muy claros en este aspecto. El Unicaja encajó en los 22 partidos de octubre a final de diciembre un promedio de 79,13 puntos. En los 14 partidos siguientes, los que disputó en enero y febrero, elevó su nivel defensivo, y firmó 76,5 puntos. Es decir, desde que arrancó la temporada hasta llegar a marzo, el Unicaja disputó 36 encuentros, con un promedio de 78,13 puntos. En marzo, el Unicaja ha disputado seis encuentros, todos saldados con triunfos. Es decir, su mejor racha en los dos últimos años. Y en esos seis choques ha dejado a sus rivales en un promedio de tan sólo 65,5 puntos. O sea, que ha bajado su promedio en casi 13 puntos. Y esos son muchos puntos. Siete posesiones de balón, rebotes ofensivos... Esos casi 13 puntos de diferencia entre el Unicaja de «antes» y el de «ahora» han marcado la diferencia para el equipo verde.

Un ataque 'interior'

El equipo busca ahora a Musli y el balón pasa por dentro

El juego en ataque del Unicaja ha variado notablemente. El triple y los bloqueos directos han dado paso a un modelo diferente, a otra propuesta. Dejan Musli -antes de su lesión- se ha convertido en un referente. El balón pasa, ahora sí, por sus manos en cada ataque. No necesariamente para que él se juegue un uno contra uno ni postee. Si no como poste repetidor. Es tan antiguo como el baloncesto. El balón pasa por la pintura y eso obliga a la defensa a cerrarse, a vigilar lo que pasa cerca del aro. Lo que genera espacios por fuera, para los tiradores. También abre nuevas líneas de pase. En ese juego, el Unicaja ha sido mucho más eficaz y ha encontrado también penetraciones, sin abusar del tiro.

Menos rotaciones

Menos jugadores y más minutos de calidad

Joan Plaza ha acortado las rotaciones para provocar que sus mejores jugadores tengan más minutos de calidad. La rotación ha ido menguando. Viny Okouo -está «perdiendo» la temporada- no entra en el equipo salvo en momentos muy puntuales. En estos seis partidos de marzo, por ejemplo, disputó 5:25 minutos ante el Joventut en el segundo cuarto, y 2:29 ante el Lokomotiv Kuban. En los demás no apareció. Oliver Lafayette también ha desaparecido del equipo. De los 10, ya hay roles muy definidos, cambios automáticos y jugadores con roles claros. Plaza, además, ha entrado en otro nivel. Calcula mucho mejor los «tempos», sabe ahora cómo parar los partidos, le saca mucha más punta a todo, se le ve mucho más intenso en todo lo que hace. El «efecto barba» -una magnífica iniciativa del club- cala mucho más. Los roles, además, se han definido con el paso del tiempo y de los partidos. El subidón de Jeff Brooks ha sido espectacular. Ha encontrado su sitio y su momento. Y van apareciendo jugadores. Dani Díez ha aumentado sus prestaciones. Y, cuando más falta hace, aparece la estrella, el genio: Nedovic.

Carácter y dureza

El equipo devuelve los golpes, gana fuera y no se va del partido

El Unicaja había adolecido de carácter hasta el momento. Le faltaba dureza y carácter. Cuando recibía un par de golpes se salía de los partidos. Dos triples en contra y agachaba la cabeza. O dos «mamporros». Y, en este mes de marzo, ha florecido una serie de cualidades que o bien habían estado adormecidas o que no estaban a la vista. El Unicaja ahora tiene ese ímpetu que se había añorado. Y, lo más importante, tiene carácter. Hay que tenerlo para ir a Múnich, jugándote la vida en la Eurocup, y ganar en el Audi Dome. Y hay que tenerlo también para asaltar la pista del Lokomotiv Kuban, tras un viaje horrible a Krasnodar. El equipo está de dulce y eso se nota. Le sale casi todo. Y ahora exhibe una dureza ejemplar. Antes la duda era saber si iba a aguantar tres cuartos seguidos sin desconexiones ni parálisis. Ahora esos tres cuartos se han convertido en seis partidos ganados de forma consecutiva. Una metamorfosis en marzo.