En 2009, su nombre saltó a los grandes titulares. Christian Eyenga, el joven nacido en Lemba, un barrio de Kinshasa, la capital de la República Democrática del Congo, era elegido en el draft de la NBA. En el draft de Ricky Rubio, los Cleveland Cavaliers utilizaban su última elección de la primera ronda para elegir a un joven de 19 años que destacaba en la LEB Oro en El Prat, el equipo vinculado del Joventut. La ciudad que todos recordamos por el mítico combate de boxeo entre Muhammad Alí y George Foreman en 1974 sumaba un nuevo héroe a su imaginario popular.

Eyenga nació en un país muy rico en recursos naturales pero bajo el mando de una cruel dictadura y con una población donde la pobreza era su día a día. Los diamantes, el oro, la plata, el uranio o el coltán salían de las entrañas del país y los beneficios acababan en las cuentas en Suiza del dictador Mobutu y sus fieles. El pequeño Christian vivía en el seno de una familia que no pasaba necesidades y recuerda su infancia como feliz siempre bajo la protección de su madre, que le mantenía alejado de los problemas de las calles. Entre la casa y el colegio sólo había una cosa, el baloncesto. Sus hermanos mayores Khomemy y Kennedy jugaban todos los días y él también participaba. A esto se unía la admiración por su compatriota Dikembe Mutombo. En su casa tenía cintas de la NBA que miraba con sus hermanos durante horas para después tratar de realizar aquellas acciones imposibles en las canastas que había en su pueblo. En esos partidos decidió que el balón naranja sería su vida aunque su madre intentaba convencerle que su futuro era estudiar una carrera como Medicina.

Anicet Lavodrama le descubrió en un torneo de Basket sin Fronteras en Sudáfrica y le abrió las puertas del Joventut de Badalona. En el cuadro verdinegro tuvo la suerte de formarse con algunos de los mejores entrenadores de cantera de este país, entre ellos Margall, Aito, Pepu Hernández, Jose Raventós, Sito Alonso o Jordi Martí. En Badalona cogió los fundamentos técnicos que le faltaban y también se hizo un badalonés más. Por eso dijo no en un primer momento a la NBA. Sentía que debía algo a ese club y que no podía cruzar el charco sin antes jugar al menos un año en el equipo.

En la NBA no tuvo suerte y comenzó un periplo que culminó en enero de 2013 al firmar por el Shanxi Brave de la Liga China entrenado entonces por el ex entrenador cajista Chus Mateo. Con sólo 23 años había jugado en cuatro continentes a nivel profesional: África, Europa, América y Asia.

En ese 2009, Eyenga marcó otros dos hitos en su carrera. Se convirtió en el extracomunitario más joven en jugar en la Liga ACB, al debutar con la Penya con 19 años y maravilló a todos en la Supercopa ACB ganando el concurso de mates. ¿Quién no recuerda aquel mate en el que capturaba un pequeño osito con la boca que estaba pegado al aro mientras hundía el balón en el aro? A Málaga llega un jugador mucho más formado y maduro, a sus 27 años. Un hombre que aporta en defensa y en ataque y que tiene un gran referente dentro y fuera de la cancha, Sitapha Savané. Un gran refuerzo para una eliminatoria ante el Iberostar Tenerife, que no será fácil. Suerte€