Vaya tarde se nos presenta hoy a los amantes del «sillonball». Y es que en unas horas se decide, por un lado, el título liguero en La Rosaleda y en el Camp Nou. Y por otro lado, se juega el partido más importante del baloncesto europeo, la final de la Euroleague. Nos han dado la semana con el emocionante partido que se vivirá en Málaga. Y digo esto porque hay gente que ha sido demasiado pesada poniendo en duda la profesionalidad de los jugadores del Málaga o con los sentimientos de su entrenador. Lo peor es que se seguirá hablando de esto la semana que viene en función del resultado final del partido. Todo esto me parece lamentable. La presión que se ha ejercido sobre los malagueños ha sido desmesurada. Parece como si estuvieran obligados a ganar porque si no lo consiguen no fueron honestos.

La realidad es que seguro que a todos los jugadores les gusta jugar un partido como éste, tienen muy presentes las miles de almas que tienen detrás y el club que defienden y que les paga, muy bien por cierto. Un partido como el de esta tarde es un fabuloso escaparate para todos, entrenador incluido. Los que nos dedicamos al deporte no podemos entender que nadie trabaje cada día al máximo nivel para salir al partido a perder. Seguro que habrá gente que lo ha hecho en alguna ocasión, pero esos no son deportistas aunque se dediquen a ello.

No puede haber duda de que nuestro equipo saldrá a ganar como siempre. Pero lo que no se nos puede olvidar es que enfrente estará el mejor equipo del mundo con la ambición de saber que si puntúan son campeones de Liga. Quien no entienda que de cada diez partidos que disputen Málaga y Real Madrid, lo normal es que los madrileños no puntúen en uno es que es un poco iluso. Lo sorprendente en todo esto es que a la misma hora también se juega el otro partido en el que se decide el título entre Barcelona y Eibar. Y digo sorprendente porque de este partido no se ha escrito o comentado tanto. Todo el mundo da por hecho que el Barcelona ganará, algo que es normal, faltando al respeto al equipo vasco que saldrá a ganar con la misma profesionalidad con la que saldrá el Málaga, estoy seguro, pero afrontando un partido con la misma dificultad. La realidad es que, siendo hoy una jornada de máxima emoción y transistores, una competición de treinta y ocho jornadas no se gana o se pierde por los resultados de hoy.

Esta tarde también acaba la Euroleague, una competición durísima con un nuevo formato que ha sido un tremendo éxito. Algunos critican que es injusto que después de todo el esfuerzo y sacrificio que se gasta para llegar hasta aquí, se decida el título en un formato de semifinales y final a un partido. Tienen su parte de razón, pero es innegable que este formato tiene una emoción y espectacularidad tremendas. La realidad es que llegaron los cuatro mejores equipos de Europa sin discusión y que, una vez aquí, nada de lo que hiciste antes vale para nada, es una competición nueva en la que hay una igualdad máxima.

En esta final se enfrentan Olympiacos y Fenerbahce. Los griegos son un equipo muy físico con una sensacional defensa donde el talento lo pone un genial Spanoulis, que ya la lió el viernes en el partido en el que eliminaron al todopoderoso CSKA, recordándonos aquella otra semifinal de hace dos años en Madrid. Los turcos parten como favoritos por jugar en su ciudad, que no en su pabellón. No hay discusión en señalar a su estrella, Zeljko Obradovic, el mejor entrenador de Europa de todos los tiempos que hoy podría sumar su noveno título de campeón de Europa.

Ésta es su tercera temporada en Fenerbahce y hoy disputará su segunda final con este equipo en esos tres años. ¡Tremendo! El de hoy es, sin duda, el mejor partido que se puede ver esta temporada en el baloncesto europeo y la enorme igualdad existente hará que sea un partido que se decida en pequeños detalles.

Lo peor de la tarde que nos espera es que todos los partidos se celebran a la misma hora, que digo yo que ya se podían haber puesto de acuerdo para no coincidir. Así que no nos queda otra que elegir qué ver en directo y tirar de disco duro para grabar. Mi elección es clara. ¿Y la tuya?