Oficialmente, el Unicaja tiene, a 17 de junio de 2017, la plantilla fabricada al 80%. A falta de concretar las renovaciones de Alberto Díaz y Carlos Suárez, la plantilla del curso 2017/18 está ya fichada, renovada o en vías de ampliar sus contratos. Sólo necesitaría, tal y como está ya diseñado el equipo, un base por Oliver Lafayette y un pívot por Alen Omic. O bien el propio esloveno, si es que logra desligarse del Anadolu Efes y el Unicaja le convence.

Sin embargo, todas estas previsiones han saltado por los aires, tras la petición que Joan Plaza le ha trasladado al club. El entrenador ha pedido que Carlos Jiménez, secretario técnico, salga al mercado y que trate de reclutar a jugadores más atléticos, expertos y capacitados para ser capaces de competir en la próxima Euroliga.

Plaza y sus ayudantes ya han elaborado un listado de jugadores con este perfil, al que han sumado los nombres que ya barajaba el propio Jiménez. Se trata de reconstruir, de nuevo, la plantilla. Y dotarla de más músculo por dentro ante el exigente curso que se avecina. Por fuera, Plaza quiere más experiencia. Jugadores con muchos partidos en las piernas y, también, en la cabeza.

El problema es que este cambio de rumbo cuesta dinero. Mucha pasta. Y la subida presupuestaria que va tener el club se quiere destinar a fichar mejores jugadores y a mejorar los contratos de los que van a seguir, casos de Nemanja Nedovic o Jeff Brooks. Pero cortar jugadores, previo pago de sus respectivas cláusulas, suena dentro de Los Guindos a un movimiento con poco sentido. Sobre todo, porque se trata de jugadores que han hecho una buena temporada y que tienen contrato en vigor.

El caso que está, a día de hoy, sobre la mesa, es el de Jamar Smith. Aunque es un tema con una doble vertiente, ya que los agentes del escolta americano ya han dejado caer en Los Guindos que el jugador desea macharse el 30 de junio en busca de un mejor contrato fuera de Málaga, salvo que el propio Unicaja le mejore sus emolumentos. El club ya le ha dicho que no lo hará y ahora el escolta estadounidense está en mercado, porque hasta el 30 de junio puede romper su compromiso por 25.000 dólares.

El club no ve con malos ojos su salida, a pesar de que Jamar ha ido creciendo mes a mes y es un jugador importante. Pero libera una plaza de extracomunitario y, de hecho, Jiménez ya tiene varias opciones por él, como Brad Oleson o Kyle Kuric. Pero esto va a ser una carrera de fondo, hasta el 30 de junio.

Otro nombre que está encima de la mesa es el de Kyle Fogg. El americano ha cambiado su rol, ha jugado poco, pero ha cumplido casi siempre, con una ética intachable de trabajo. El base firmó dos años el pasado verano y el club tiene una cláusula unilateral para cortarle por 70.000 euros. Él no tiene ningún tipo de cláusula, aunque se marchó con ganas de cambiar de aires en busca de más minutos.

Nunca ha estado en la mentalidad del Unicaja, como buen Banco que es, eso de pagar por echar a jugadores. Y más si han ofrecido un buen rendimiento, tras un gran año en el que se ha respirado un gran ambiente de grupo. Por eso, la opción de prescindir de otros jugadores, caso de Adam Waczynski o Dejan Musli, se ve, cuanto menos, compliada. Los dos tienen contrato en vigor. El polaco tiene un año garantizado y otro más, opcional. Habría que negociarlo. Y el talentoso pívot serbio tiene otro curso más garantizado, con una cláusula de salida para equipos de Euroliga. Pero si el Unicaja quiere prescindir de él debería negociar. Y gastar un buen dinero que, la lógica apunta, habría que invertir en nuevos jugadores.