Dice el diccionario que una revolución es «un cambio rápido y profundo en cualquier cosa» para añadir que este fenómeno se produce en un corto espacio de tiempo. Este último comentario es lo que me hace dudar de cómo llamar a o lo que verano tras verano vivimos en el Unicaja. Es la revolución por la revolución, sin ver un final claro en el horizonte. Todos los años parece que por fin vamos a ver como una base estable se mantiene en el equipo y que el conjunto malagueño podrá crecer a partir de esos jugadores. Craso error. Verano tras verano hay que empezar casi de cero. Este año parecía que por fin el equipo iba a vivir un verano tranquilo. La base parecía estable y salvando algunas renovaciones y la situación de Omic era un equipo para no tocarlo demasiado, pero las últimas horas vuelven a colapsar los teléfonos del despacho de Carlos Jiménez.

El mercado este verano será muy complicado. Los equipos NBA amplían sus plantillas en tres jugadores más y su límite salarial vuelve a crecer de manera brutal; los sueldos de la NBDL suben hasta equiparse con la media de los sueldos europeos; la liga china cada vez invierte más dinero y la mayor parte de los grandes de Europa van a entrar a fondo en el mercado. CSKA, Barcelona, Maccabi, probablemente Real Madrid, los equipos rusos y los equipos turcos, incluido el campeón Fenerbahce, buscan jugadores en un mercado cada vez más escaso, sobre todo por dentro. En esta situación ¿es bueno cuestionarse a Dejan Musli? En este mercado al alza y con mucha demanda, ¿el Unicaja puede luchar por una pareja mejor de pivots que Musli-Omic? Mi respuesta a ambas preguntas es no. Creo que todos los esfuerzos y el dinero que se está utilizando para cambiar a Musli se deberían utilizar para que el Efes permitiera a Omic seguir en Málaga.

El «caso Jamar Smith» no depende del club. Hay una cláusula y si el jugador paga puede irse. Pero, ¿la salida del escolta americano puede utilizarse para cuestionar la permanencia en el equipo de Kyle Fogg? Creo que tampoco. El «jugón californiano» ha hecho un gran año y todo apunta que el próximo será mejor. Es cierto que en esta posición el mercado ofrece más alternativas, pero dudo que puedan mejorar el rendimiento que a priori dará el americano la próxima temporada.

La complejidad del mercado lo demuestra lo ocurrido con Leo Westermann. Un jugador repudiado por muchos equipos y del que nadie hablaba hace 5 meses sólo ha necesitado 15 días para fichar por el CSKA. Las renovaciones de Nedovic, Brooks y la inminentes de Díaz y Carlos Suarez dejaban el equipo casi hecho, a falta sólo de una gran pieza, un gran base. Un jugador a la altura de Granger, Cabezas, Pepe Sanchez, Nacho Rodriguez y otros grandes bases que han pasado primero por Ciudad Jardín y después por el Martín Carpena. Una operación difícil y que requiere mucho tiempo y dinero. Un tiempo y un dinero que ahora parece que se va a gastar en otras direcciones. Esperemos que esta querencia por la revolución no deje al equipo en peores condiciones de afrontar la temporada que hace un año porque el próximo año, el curso será el doble de difícil que el pasado. Suerte.