Giorgi es un jugador diferente. Shermadini pasó en sólo tres años de no saber jugar al baloncesto a fichar por un Panathinaikos que parecía un equipo de la NBA, ya que contaba en sus filas con Spanoulis, Diamantidis, Jasikevicius, Nicholas, Batiste, Fotsis, Perperoglou, Kecman, Hatzivrettas, Sakota o Tsartsaris. Lo ganó todo siendo un jugador de rotación con poco protagonismo y decidió que prefería jugar más y ser importante a levantar títulos a costa de pasar muchos minutos en el banquillo. Eso explica que después de pasar por Panathinaikos, Maccabi u Olimpiacos fichara por Zaragoza, Cantú o Andorra. Es la búsqueda de la felicidad.

Desde muy pequeño, Giorgi parecía predestinado al deporte de la canasta. Si tu padre mide 2,06 metros, tu madre 1,90 y tu hermana pequeña se aproxima a los dos metros... la genética puedes tenerla. Si además tu hermano Soro es un loco del mundo de la canasta es casi inevitable que juegues si además tú mides 2,16 metros.

A los 16 años decidió que era el momento de dedicarse al mundo de la canasta y comenzó a jugar en el Dinamo de Tiblisi. Allí fue reclutado por Jamlet Khukhasvili, presidente y entrenador del club y que se convertiría en agente del jugador. Una persona clave en su evolución como recuerda Dani Barranquero en su artículo «La hora del Khinkali».

Giorgi Shermadini nació en la localidad de Natakhtari, que da nombre a la famosísima cerveza georgiana, a sólo 10 kilómetros de la ciudad santa de Mtskheta. En esta ciudad, que fue nombrada patrimonio de la humanidad, y llamada «la segunda Jerusalén», dice la leyenda que se encuentra la túnica sagrada de Jesucristo. Un lugareño se la encontraría en Jerusalén cuando Jesucristo fue crucificado, compró la túnica y la llevó consigo a su casa. Continúa la leyenda diciendo que su hermana, cuando la tocó, murió de la emoción y nadie pudo quitársela de las manos, por lo que tuvieron que enterrarla con ella. Sobre la tumba de esa mujer se construyó la catedral de «Svetitskoveli»en el año 1010.

El Unicaja ficha también al ídolo de un país. Shermadini es toda una estrella en su país. Un hombre comprometido con el desarrollo de Georgia, a la que volverá cuando se retire, para ayudar a todos los jóvenes que quieran dedicarse al baloncesto. Amante de los coches y estrella, a su pesar, de las revistas del corazón georgianas. Su mujer Ani y sus hijos llegarán con él a Málaga. Son una parte importante en su vida. Una vida tranquila propia de un deportista profesional.

Muchos son los retos que debe afrontar Giorgi en el Unicaja. El primero, demostrar que puede rendir a gran nivel jugando más de un partido a la semana; el segundo, vencer la maldición de los MVP que persigue a los malagueños. Andy Panko salió de Málaga para ser el tercer mejor jugador de la Liga en la 20113-14 y el mejor en la 2014-15. Dejan Musli llegó este año después de serlo en la 2015-16; y en la 2016-17, el mejor fue Edwin Jackson, que tampoco valía para el Unicaja, y el segundo en el ranking ha sido el propio Shermadini. Ahora toca esperar que no sea el siguiente en la lista: Markovic, Musli? Suerte