El consejo de administración del Unicaja ha dado el visto bueno a la contratación de Marcelinho Huertas por una temporada, tal y como ayer se informó en este periódico, pero eso no significa que el fichaje se vaya a hacer de inmediato... De hecho, y a pesar de que el club y los agentes de Huertas llevan ya casi una semana de contactos y negociaciones, y de que todo va por muy buen camino, el Unicaja todavía no ha mandado el contrato formal para su firma. El club está dispuesto a satisfacer las demandas salariales del base y Marcelinho, consciente de que el tren de la NBA pasó, aguarda en Brasil el documento para convertirse oficialmente en jugador verde.

El Unicaja ha elegido a Huertas como su base titular para el próximo curso, pero está dispuesto a tensar la cuerda y a dilatar lo máximo posible la negociación. De ahí que todavía no haya remitido el documento definitivo al jugador. ¿Por qué esta partida de póker? ¿Por qué poner en riesgo un fichaje que prácticamente se da ya por hecho y está virtualmente cerrado? Por Jayson Granger...

El Unicaja quiere ver el contrato, desea tener en su poder la oferta cualificada que el Baskonia y el jugador pueden presentar, más pronto que tarde, en la ACB. Y decidir si hay capacidad económica para igualarla o no. Quizá resulte inviable, pero el Unicaja está dispuesto a esperar un tiempo prudencial. A riesgo de que Huertas pueda escaparse. Como ha sucedido ya con varios pretendidos.

Desde que arrancó el mercado veraniego, la opción de Granger siempre ha merodeado por Los Guindos. Más como una ilusión que una opción real. El Unicaja es consciente de que no puede llegar al uruguayo, que está en Miami intentando dar el salto a la NBA. Su caché no baja del millón de euros netos, lo que supone una inversión de 1,5 millones, ya que Granger tributa como español, al 48%.

El tanteo es la clave de una hipotética vuelta de «Jay». Según ha sabido La Opinión, el ofrecimiento del Baskonia es por tres temporadas y tres millones de euros netos. El tema es que cuando se presentan ofertas al tanteo, el club fichador ha de hacerlas en cifras brutas. Después de pagar impuestos en su régimen. Y el Baskonia tiene muchas ventajas fiscales con la Hacienda Foral de Vitoria. Fuentes hablan de que, incluyendo el pago de derechos de imagen, esos impuestos oscilan entre el 15 y el 20%. Esto equivale a que esa oferta de tres millones netos subiría a «sólo» 3,5 millones aproximadamente en cifras brutas en el tanteo. Es decir, si el Unicaja paga esas cantidades se queda con Granger.

Y el Unicaja quiere ver si Baskonia va de farol o no. Y más ahora, que ha igualado las ofertas del Barça por Shane Larkin y Adam Hanga, en una operación que supera los 10 millones, y que no irá tan sobrado de dinero. Todo esto provoca la «curiosidad» del club malagueño, que se plantea igualar esa hipotética oferta. El problema, eso sí, es que igualarla no implicaría que Granger viniera a Málaga. La fiscalidad del Baskonia le haría ganar un millón más que en Málaga en tres años. «Jay» tiene claro que, bajo esas condiciones, no vendría al club costasoleño. Aunque eso le llevara lejos de la ACB.

Éste es el momento exacto en el que anda ahora inmerso el tema y el motivo por el que el fichaje de Marcelinho Huertas, que ya casi se daba por hecho el pasado domingo, siga sin cristalizar todavía a día de hoy, jueves ya. Y no es que los contactos y las negociaciones se hayan parado. Sólo se han «relajado» un poco. El intercambio de e-mails, con documentación e información, entre Unicaja y Huertas sigue su curso. Pero el club está a la espera de ver qué sucede con el «caso Granger». Huertas es el elegido. Pero el Unicaja no quiere quedarse con las ganas de ver ese tanteo. Por si las moscas...