La temporada acaba de arrancar tras la celebración de la Supercopa, donde el Unicaja no pudo pasar de semifinales tras caer con el Valencia Basket (78-83), y el equipo afronta ya la semana previa al debut en Liga Endesa, en Murcia. El ambiente en el plantel es extraordinario, aunque hay un problema en el seno del equipo. Es Dejan Musli. El pívot del Unicaja preocupa a sus compañeros. Su situación es muy incómoda y, aunque el serbio trata de asumir la situación y llevarla con naturalidad, existen momentos incómodos y de cierta tensión. Musli es uno más a todos los efectos. Se entrena como el que más, trabaja duro con Boni Ndong antes o después del trabajo y participa con naturalidad en las sesiones de trabajo.

Pero, a la hora de la verdad, Dejan Musli no cuenta. En el plan de Joan Plaza para este curso, el serbio es el último jugador en la rotación interior. Quedó ya claro en el Circuito Movistar de Granada, donde vio vestido de calle el choque ante el Gran Canaria. Y se certificó en la Supercopa, donde fue uno de los sacrificados.

La realidad en esto del baloncesto es muy cambiante. Musli llegó hace 12 meses como un refuerzo de campanillas. Durante el curso fue elegido en el mejor quinteto de la Eurocup 2016/17. Fue el pívot titular del equipo malagueño hasta su lesión de tobillo en Krasnodar. Y, a pesar de su bajón final, acabó el curso con 10,4 puntos, 4,5 rebotes y 12,1 de valoración en 20:31 minutos.

Ahora todo eso es pasado. Musli no cuenta para Joan Plaza. El entrenador no lo quiere. En su idea para esta campaña están por delante de él Giorgi Shermadini, James Augustine y Viny Okouo. El jugador pasó sus vacaciones en Montenegro y regresó a Málaga con buena disposición, dispuesto a hacer cambiar la idea del técnico. Se perdió los dos primeros entrenamientos a causa de una gastroenteritis que le causó fiebre.

Pero Plaza ya apuntó en su dirección en su primera comparecencia pública de pretemporada. «¿Podría estar mejor redistribuida la plantilla?», se preguntaba al ser cuestionado por la situación del pívot balcánico. «Es un jugador más. No creo ni en castigos ni en forzar a nadie. Pasó otras veces, con Alberto Díaz. Empezó siendo el tercer base y acabó siendo el primero. A mí las especulaciones... Son lo que son. Lo vi en Belgrado y charlamos. Si lo hace mejor que Shermadini o Augustine, pues jugará. Si por medio ocurren cosas y situaciones que no puedas prever... Ha sido el mejor pívot de la Eurocup. Si él quiere será un jugador importante».

Musli, en la cuerda floja

Toda esta presión ha ido creando un caldo de cultivo complicado de digerir, especialmente para el propio jugador. A pesar de que le haría muy feliz continuar en el Unicaja y jugar en Euroliga, el serbio no quiere ser un obstáculo en el proyecto verde. Su idea es seguir trabajando para tratar de convencer al técnico. Pero la pretemporada le ha abierto los ojos. El entrenador no está contento con él. Y Musli ya piensa seriamente en todas las opciones posibles. Nadie quiere hacer un «culebrón» sobre el asunto, pero estar toda una temporada a regañadientes y en una situación marginal en el equipo no casa con su forma de entender el baloncesto.

Eso sí, el jugador de 26 años tiene un buen contrato garantizado aquí en Málaga y, como es lógico, no se marchará perdiendo dinero. La situación es además muy extraña, ya que Dejan Musli rompió con su agente, el poderosísimo Misko Raznatovic, y nadie lleva ahora sus asuntos. El que quiera fichar a Musli tiene que llamar al propio Musli. El pívot ha recibido ofrecimientos de varias agencias, pero ninguna le convence, por lo que ha decidido seguir por libre.

Y en este escenario tan complejo, el propio Unicaja también tiene voz y voto. Y el club no quiere que se produzca ningún movimiento. Está contento con Musli y deja todas las cuestiones deportivas en manos de Joan Plaza.

Para el club, el pívot serbio es uno más de la plantilla y es un importante valor para la entidad. Es el mejor pívot de la Eurocup y el jugador con mayor valoración de hace dos cursos en la Liga Endesa, cuando firmó una media de 19,7 de valoración por encuentro, y fue incluido en el segundo mejor quinteto de toda la ACB.

El Unicaja, según fuentes del club, quiere que Musli siga en el equipo y, en caso de fuerza mayor, no está dispuesto a gastar ni un solo euro en su despido o en una indemnización. El club no está dispuesto a gastar dinero en despedir a un jugador en el que confía, más allá de la opinión del técnico.

El «caso Musli» aún dará mucho que hablar. El pívot quiere seguir, pero no desea ser un problema y pasarse un año en el banquillo, sin química con Joan Plaza, y generando un ambiente enrarecido en el vestuario. El técnico ya ha demostrado que su apuesta interior es Shermadini-Augustine, con Okouo esperando una oportunidad. Y, aunque la temporada es muy larga, parece muy complicado hallar una solución, por el tipo de perfil de jugador que es, ya contrastado. El tiempo pasa y las diferencias entre Plaza y Musli aumentan. La solución se antoja complicada.