Paralelamente a la vorágine que existía en Sevilla con la organización de la Expo’92, en el pabellón de San Pablo se estaba gestando un ambicioso proyecto de baloncesto. El crecimiento del Caja San Fernando no era misión para cobardes, en una ciudad puramente futbolera y con escasa tradición baloncestística. Tras alcanzar el ansiado ascenso desde la 1ª División B, la llegada al primer equipo de dos chavales canteranos supuso el estímulo necesario para terminar de ilusionar a la parroquia cajista.

Uno de Carmona (Raúl Pérez) y otro de Lebrija (Benito Doblado), dos compañeros inseparables convertidos en jugadores básicos para el club sevillano. La pareja de canteranos contribuyó al rápido crecimiento que llevó al conjunto cajista a consolidarse en la élite de la liga ACB. Tras el éxito del Unicaja en la temporada 94/95, el Caja alcanzó la final de la ACB bajo las órdenes de Aza Petrovic, abriéndole las puertas para participar en la Liga Europea. Esta dupla de pistoleros hispalenses causaba el pánico en las defensas rivales con una táctica sencilla a la par que eficaz. Las defensas rivales se cerraban sobre los jugadores más importantes del Caja San Fernando (Andre Turner, Mike Smith o Richard Scott) mientras ellos se apostaban detrás de la línea de 6,25. Cuando el balón salía hacia fuera, Pérez y Doblado disparaban a las canastas contrarias con una puntería cuasi infalible.

Los dos pistoleros sevillanos tenían similar físico (aleros de 1,95 metros) y características algo diferentes. Raúl Pérez era un tirador que contaba con una mecánica parabólica muy acertada, mientras que Benito Doblado subía sus porcentajes cuando lanzaba el triple con los pies parados. Pero como buenos lanzadores, su mayor peligro venía cuando se encontraban en racha. Raúl, tras alcanzar la internacionalidad, tuvo que emigrar hasta recalar en las filas del Fórum Valladolid donde siguió dando muestras de su calidad y acierto exterior, hecho que le permitió en la recta final de su carrera vencer en el concurso de triples de la liga ACB. Siempre fiable, siempre certero. Benito emprendió una carrera más amplia tras dejar el club cajista. Dejó huella como triplista en plazas como Cáceres y Torrelavega antes de recalar en la LEB Oro y tras colgar las botas se hizo cargo de a dirección de la cantera del CB Zaragoza. Un tipo con carácter.

Como en un buen western crepuscular, más viejos y expertos, Pérez y Doblado regresaron al club de sus amores. Raúl asumió el área de relaciones institucionales del club a la vez que su inseparable compañero Benito dirigía la cantera sevillana de la que han salido, tras muchos años, perlas como Satoransky o Porzingis que deslumbran en la NBA. Pero cuentan que quienes se acercan al pabellón de San Pablo, en la Avenida de Kansas City, aún pueden escuchar el sonido de las redes que provocaban los triples de estos dos inolvidables pistoleros cajistas.

@OrientaGaona