Una mala gestión de los últimos ataques impidió ayer al Unicaja sumar una victoria ante el Baskonia, que en la primera parte parecía segura, pero que a partir del descanso se fue torciendo hasta el triste desenlace final. El equipo de Plaza perdonó a los vascos. No tuvo instinto asesino ni en la primera parte, cuando debió romper el partido, ni cuando se puso 72-71 y McCallum se volvió loco con una penetración sin ningún sentido de 1 contra 5 y con un triple esquinado posterior que no venía a cuento. Nedovic tampoco acertó sobre la bocina para rematar al Baskonia en el ataque final a la desesperada, pero es la estrella del equipo, el que más cobra, el que tiene más talento y el que tenía que jugársela sí o sí. La gloria o el fiasco le esperaban a él y solo a él. El serbio falló. Otra vez acertará.

El esperado partido del morbo acabó con dolor. Jayson Granger, Marcelinho Huertas, Pedro Martínez... había demasiadas cuentas pendientes ayer en el Carpena en el duelo entre los dos principales rivales de los dos «grandes» en la última década. Aunque alguno solo quiera ver en lo de ayer un partido más de la Liga Regular, lo cierto es que no lo era. Ganarle al Baskonia habría tenido un valor doble. La victoria que sumas tú y la que habría dejado de sumar un rival directo en la lucha por estar lo más alto posible en la clasificación. Esta «batalla» de noviembre valdrá su peso en oro cuando acabe la «guerra» de la Fase Regular en mayo y haya que enfocar el play off por el título. Ahora no lo parece, pero así será. Por eso era tan importante ganar y por eso hizo tanto daño perder. Fueron 40 minutos de poder a poder, con más emoción que baloncesto, entre dos equipos muy lejos de su mejor versión. Ni Unicaja ni Baskonia jugaron bien. Pero lo cierto es que el rival salió fortalecido. Supo aguantar y ganar.

El Carpena hizo lo que pudo, pero acabó desesperado por la derrota de los de Plaza y por ese esprint final en el que cada ataque fue un despropósito mayor que el anterior. Desde que Brooks hizo el 72-71, a 2.12 del final, nada de nada. 132 segundos tirados a la basura cada vez que hubo que atacar la canasta baskonista.

El Palacio no se llenó porque aquí solo llena el Real Madrid. Eso nos ha quedado claro a todos desde hace ya tres o cuatro temporadas. Pero los casi 8.400 aficionados que acudieron al fortín verde se entregaron en cuerpo y alma a su equipo y lo empujaron al máximo, aunque no bastó para tener un final feliz.

Después de un mes largo de competición, el Unicaja es un equipo que apunta buenas maneras, pero al que la irregularidad no le deja crecer más€ por ahora. Es capaz de romper a domicilio en la Euroliga una racha de cuatro derrotas seguidas, pero dos días después no hacer valer el factor cancha en la ACB ante una versión muy light del otrora todopoderoso Tau Vitoria.

No obstante, hay «cositas» que invitan a un moderado optimismo a la «marea verde». Yo, al menos, me apunto a lo del vaso medio lleno. En el puesto de base, por ejemplo, McCallum (a pesar de su locura final) mejora muy mucho a Oliver Lafayette. Esto es innegable. A veces peca de excesivo individualismo, no es constante en su juego y puntualmente quita más que da (como ayer), pero su impacto en el equipo es de muchísima más productividad del que tenía su antecesor en el puesto. Estaremos de acuerdo, ¿no?

También hay más recursos técnicos y talento ofensivo en el puesto de «center». Con Shermadini -el mejor ayer- y Augustine hay mucha más amenaza que con N'Diaye y Omic, las parejas que tuvo el ahora defenestrado Musli el curso pasado. Y también parece muy evidente que hay más recursos humanos en el banquillo ahora que antes. Plaza tiene más talento en su fondo de armario del que tuvo el Unicaja del proyecto 2016/2017. En definitiva, toda una serie de factores que hacen pensar en el futuro con optimismo, por mucho que hoy el «unicajismo» esté cabreado por haber dejado escapar «vivo» a una versión baskonista demasiado pobre como para asaltar el fortín verde.

Hay que seguir . No queda otra. Tras lo de ayer, el Unicaja cae a la zona media de la clasificación con un balance de 4-3, tras siete jornadas. El Baskonia sigue por detrás, con 3-4. Esta semana visita el Carpena el Estrella Roja en la Euroliga, el viernes, a las 20:45. El domingo por la tarde, viaje a San Sebastián para medir fuerzas con el Gipuzkoa Basket. Dos partidos ideales para crecer en Europa y en la Liga.