No, por favor, no os asustéis. No voy a escribir de sexo. Ni de llaves y cerraduras. Quiero hablar de baloncesto. Ahora quizás entendéis mejor el título y a qué me refiero, ¿verdad?

Este modesto artículo surge la semana pasada en el entreno de nuestro equipo minibásket. En un momento de la sesión, les pregunto a los chicos qué pensaban que era lo más importante cuando hacen un gesto técnico, por ejemplo, una culminación entrando a canasta. Pues ahí los chavales estuvieron pensando un momento. Alguno se atrevió a decir los pasos de entrada. Otro dijo tirar con la mano correcta. Incluso creo recordar que uno dijo que lo más importante era hacerlo rápido.

Todos tienen parte de razón, por supuesto. Pero para mí acertó Pablo cuando dijo meter canasta. Cuando acabó el entreno, hablamos Diego (el entrenador del equipo y un descubrimiento de persona) y yo del asunto. Él no estaba muy de acuerdo con que lo más importante era meterla, sino hacer correctamente el gesto técnico que se estaba trabajando o usando. Y tiene mucha razón. Debemos hacer que nuestros jugadores trabajen con rigurosidad el fundamento que trabajamos usando la repetición como un arma básica para ello.

Pero hablando de mi propia experiencia creo que cuando trabajamos una culminación, por ejemplo, entradas a canasta a un paso, usamos el método de enseñanza que consideramos mejor. Muchas veces llegamos a ese método estudiando cómo enseñar el detalle técnico. Otras muchas veces lo enseñamos como a nosotros nos lo enseñaron cuando jugábamos. La cuestión es que nos concentramos en cómo dribla el jugador a canasta, cómo da el paso o con qué mano culmina y cómo.

Mi percepción, y la de Pablito, es que focalizamos nuestra atención a veces solo en esto sin darnos cuenta si el jugador acaba convirtiendo canasta o no. Y esto creo que tiene enorme importancia. Con ello no quiero decir que lo demás no sea importante. Lo es y mucho. Debemos enseñar los gestos técnicos lo más correctamente posible. Pero creo que si no hay canasta está incompleto el proceso. No es perfecto.

¿De qué sirve que un jugador sepa ganar uno contra uno a su defensor gracias a un buen gesto técnico y se quede sólo para culminar con una parada y tiro, por ejemplo, si no es capaz de conseguir canasta? Esto no implica que aplaudamos y valoremos a nuestro jugador por ganar ese uno contra uno. Claro que debemos hacerlo. Tampoco podemos caer en el error de frustar al jugador porque falló el lanzamiento. Simplemente debemos hacerle ver que convertir canasta tiene valor y que su acción estuvo muy bien pero no fue perfecta. Ahora bien, no nos equivoquemos aplaudiendo al jugador si tira con dos manos y acaba metiéndola porque esto es fruto más de la casualidad que del trabajo bien hecho. Meterla no es lo único importante, aunque a veces meterla de cualquier manera te puede hacer ganar un partido. Ejemplos hay cientos.

En nuestro equipo EBA tenemos algunos jugadores que son excepcionales tiradores. Pero si analizas detenidamente su tiro, ninguno tiene una mecánica perfecta. Ahora, eso sí, meten muchísimos tiros y tirando siempre igual. ¿Qué debo hacer con ellos? ¿Cambiarles el tiro para que sea totalmente perfecto? Pero si ya meten muchas y eso es lo más dificil de conseguir. Soy más de la opinión que debemos potenciar lo bueno que tiene su mecánica y aumentar el número de lanzamientos diarios. ¿Cómo convences a un tirador que mete de que su tiro no es bueno? Y sobre todo, ¿para qué? Si él mete muchas y lo sabe.

Es evidente que no vale tirar de cualquier manera con tal de meterla. Ni entrar a canasta, por ejemplo, como le dé la gana al jugador si convierte la culminación. No es esa la idea. La reflexión que os dejo, incluso para debatirla, es que sin duda hay que trabajar fundamentos con disciplina y perfección en cada detalle técnico o gesto. Además hay que hacerlo con metodología y repetición hasta conseguir que se convierta en un hábito para el jugador. Nuestro objetivo es que ese gesto acabe perteneciendo a su batería de recursos para jugar a baloncesto. Pero sin olvidar que para que la culminación sea perfecta tiene que acabar en canasta. Esto no se nos puede olvidar y tiene que estar presente en los chicos.