No corren buenos tiempos para el Unicaja. Las cuatro derrotas seguidas de los verdes han provocado críticas y dudas en el entorno del equipo, que se encuentra con balance negativo en la Liga Endesa (4-5) y en la Euroliga (3-5), en vísperas de recibir, mañana al poderoso CSKA, en una nueva jornada de la máxima competición continental.

Los que más están sufriendo son los propios jugadores, que aseguran que entrenan a buen ritmo, que preparan bien los partidos, pero que luego no son capaces de demostrar en la pista todo ese buen trabajo previo.

Buena prueba del grado de compromiso de los jugadores con este proyecto que no acaba de arrancar lo representa el base Ray McCallum, que la tarde del martes, a pesar de tener descanso, apareció a primera hora en el pabellón de Los Guindos dispuesto a realizar una sesión de tiro que se alargó por espacio de algo más de una hora.

El pabellón en el que se ejercitan cada día los distintos equipos de la cantera cajista está este curso especialmente saturado, con la inclusión de la sección femenina en el club verde, con cuatro equipos, además de los cinco masculinos. Precisamente por eso, cuando McCallum llegó a Los Guindos se encontró con las dos pistas principales ocupadas. Una, por el equipo preinfantil, y la otra, por el júnior. No obstante, el base norteamericano, que no atraviesa por su mejor momento y que se encuentra enrabietado porque no acaban de salirle las cosas como él querría, se puso a trabajar en la pista auxiliar (más pequeña y sin las dimensiones oficiales para jugar partidos) para realizar allí una sesión de trabajo en la que alternó lanzamientos triples, penetraciones y tiros de media distancia, además de infinidad de tiros libres.

McCallum sabe que se espera mucho de él y quiere corresponder al club y a la afición lo antes posible con su juego. Solo falta que empiecen a salirle las cosas. Por falta de trabajo está claro que no va a ser.