Esta semana hemos sabido de la sanción de doce mil euros que han recibido los centros educativos Lex Flavia y Revello de Toro por el ruido que generan los niños que entrenan a baloncesto en sus instalaciones. Estos son los señalados, pero hay más centros a los que les afecta el problema por ceder sus instalaciones deportivas a clubes con el ánimo de ayudar a la práctica deportiva de niños y niñas, como un paso más en su formación integral.

Cuando piensas en que multan por hacer ruido jugando, te indignas. ¿Cómo puede haber vecinos que denuncien a estos colegios por la molestia que generan los niños jugando? No debemos ser injustos, hay que ponerse también en el lugar de los afectados. Si denuncian será porque verdaderamente molestamos cuando entrenamos. Ya sabemos que este problema no es nuevo. Por eso se estaba negociando entre Ayuntamiento, que denuncia en nombre de los vecinos, y Junta de Andalucía, que responde por los centros educativos. Parece que estaban cerca de llegar a un acuerdo para regular el asunto. Hacer efectiva la sanción económica supongo que no va a ayudar mucho a que el acuerdo se cierre y no tengo muy claro a qué viene.

El concejal de Medio Ambiente dice que ellos deben cumplir la ley y que un expediente sancionador no puede guardarse en un cajón. Hay que tener en cuenta que esta multa no es para los clubes que usan las instalaciones sino para los colegios a los que pertenecen las canchas que se usan para entrenar y celebrar los partidos. Es decir, se sanciona a la Junta de Andalucía que es quien debe responder puesto que los centros son suyos. Seguro que nada tiene que ver que el Ayuntamiento sea de un partido y en la Junta gobierne otro. Estoy seguro de que se hubiese multado igualmente si en ambas instituciones gobernara el mismo partido. ¿O no? Con todo esto me vienen a la cabeza los vecinos de Los Álamos que deben de alucinar con tanta diligencia para sancionar por los problemas de ruidos cuando ellos los padecen desde hacen años por los chiringuitos de copas que hay en la playa.

La realidad es que no creo que este sea el mejor camino para solucionar el problema que existe, que es lo que debería preocupar a todas las partes. Podríamos pensar que si se insonorizaran las canchas deportivas de los colegios cerrándolas encontraríamos solución. Pero entonces acabaríamos con la zona de recreo de estos centros, que suele coincidir que son las mismas instalaciones deportivas.

Está claro que estos clubes deben salir de los centros educativos y para ello han de tener unas instalaciones alternativas donde mudarse. La única solución que no vale es que esos niños y niñas se queden sin jugar a baloncesto.

Una vez más el fútbol nos cogió ventaja en esto y debemos aprender de ellos. La enorme mayoría de clubes de fútbol de la ciudad (si no todos) entrenan y juegan en campos de fútbol municipales. En muchos casos hasta son ellos los que gestionan la instalación, pudiendo explotar, por ejemplo, el bar generando unos ingresos que vienen fenomenal a las arcas del club. Pues creo que en esa línea se debe trabajar, porque todos entenderemos que el mismo derecho tienen los chicos y chicas que practican fútbol que los que practican baloncesto, en este caso, a hacerlo en instalaciones municipales.

Los que pertenecemos al baloncesto malagueño no queremos molestar a nadie ni generar ningún problema a ningún vecino. Todo lo contrario, estaremos encantados de mudarnos a unas instalaciones municipales dignas donde no generemos ruido ni malestar. Pero que nos la proporcionen como hacen con el fútbol. Ya les aseguro que todas las familias que pertenecen a Málaga Basket y ADESA Salesianos, clubes señalados por estas multas aunque nos sentimos señalados todos, estarán encantadas de trasladarse a un pequeño pabellón en su barrio o unas instalaciones municipales alternativas donde entrenar todas las tardes y disputar sus partidos sin molestar a nadie. Y mientras que esto suceda que el Ayuntamiento ceda las instalaciones que ya existen que, aunque son muy pocas, alguna habrá que se pueda utilizar. Lo evidente es que el camino está en buscar soluciones, no en poner sanciones.