Pocas pistas en Europa tienen el glamour, el ambiente y la magia que emana la cancha del Maccabi de Tel Aviv, lugar en el que disputará mañana (20:05 horas) el Unicaja la que será última jornada de la primera fase de la Euroliga 2017/2018.

En «La Mano de Elías», denominada ahora Menora Mivtachim Arena por cuestiones publicitarias, se han jugado en las últimas décadas algunos de los mejores partidos de la historia del baloncesto continental. Los Maccabi-Real Madrid de la antigua Copa de Europa, por ejemplo, escribieron algunas de las páginas más brillantes del básket en el Viejo Continente. Imposible olvidar para los aficionados al deporte de la canasta aquellos duelos entre Corbalán, Fernando Martín, Brabender e Iturriaga contra Berkowitz, Perry, Aroesti, Jamchi y compañía.

El fortín del Maccabi está «habitado» por una de las aficiones más fieles del básket europeo. Una marea amarilla que llena las gradas de la mítica cancha de Tel Aviv cada vez que se pone en juego un partido de la Euroliga y que provoca un ambiente místico alrededor de su equipo imposible de ver en ningún otro país de Europa.

Pero ganar en el temible Yad Eliyahu Arena no es un imposible. Al menos, no para el Unicaja, que lo ha hecho cuatro veces en su historia y en tres de sus cuatro últimas visitas a la capital hebrea. El Unicaja de Bozidar Maljkovic, en 2002; el Unicaja de Aíto García Reneses, en 2008, el Unicaja de Jasmin Repesa, en 2012, y el Unicaja de Joan Plaza. Se puede decir, sin duda, que es la cancha importante de Europa en la que el Unicaja ha sacado mejores resultados a lo largo de su trayectoria continental.

El choque llega en buen momento para los verdes, con tres «eurovictorias» consecutivas, aunque el rival parece también en su mejor momento de la temporada, lo que convierte en un serio reto intentar sumar un nuevo triunfo continental a domicilio.

Anécdotas de un viaje siempre difícil

Los verdes tratarán de arrancar una victoria continental en un país en el que al equipo le ha pasado casi de todo en lo extradeportivo. Desde jugadores que no querían viajar por miedo al conflicto bélico continuo que hay en esta zona del mundo -alguno se subió al avión casi a empujones y en el último momento, en la época de Maljkovic como técnico- hasta la coincidencia en la capital hebrea con George W Bush en un viaje de Estado, lo que multiplicó las extraordinarias medidas de seguridad que siempre rodean los viajes a la ciudad israelí, pasando por el susto más gordo, hace ahora cinco temporadas.

Fue el 15 de noviembre de 2012, horas antes de que el Unicaja de Jasmin Repesa jugase la sexta jornada de la primera fase de la liguilla de la temporada 2012/2013. Todo empezó sobre las 18.30 horas de la tarde, dos horas y media antes de la hora fijada para el inicio del partido (21:05, hora local). El equipo estaba citado a las 19 horas para salir desde el hotel de concentración hasta el por entonces denominado Nokia Arena. A esa hora, la mayor parte de los jugadores estaban en sus habitaciones terminando de preparar sus cosas. En ese momento se escuchó un fuerte impacto y de manera casi inmediata comenzaron a sonar sirenas y a pasar policías por delante del Hotel Crowne Plaza, situado en la parte más occidental de Tel Aviv, cuartel general habitual del Unicaja en sus diversas visitas a Tel Aviv.

Mientras los jugadores iban llegando al hall, los empleados del hotel les explicaron que un mortero había explotado muy cerca. Un representante de la Euroliga que había ido a buscarlos para acompañarles hasta la cancha de juego hizo una serie de llamadas. Había directrices muy serias: si el ejército pedía la suspensión de todos los actos en los que hubiera aglomeración de personas, el partido no se podría jugar, con el consiguiente trastorno de fechas y viajes para recuperar el supuesto aplazamiento.

Pese al caos del momento, la expedición verde se subió al autobús a la hora prevista y salió camino del pabellón. Nada más entrar, David Blatt, entrenador del Maccabi en aquel momento, se acercó a Jasmin Repesa para preocuparse por el estado anímico del técnico croata y del resto de la expedición verde. A esa hora ya era oficial que sí habría partido, pero también que el aeropuerto de Tel Aviv podía cerrarse al tráfico aéreo y que el vuelo previsto de regreso a Málaga, vía Estambul, no saliera esa siguiente madrugada.

Curro Segura, técnico ayudante de Repesa en aquel momento, desveló a La Opinión de Málaga las palabras que el entrenador croata dijo a sus jugadores justo antes de saltar al parqué, en el interior del vestuario: «Centraros sólo en lo deportivo, olvidaros de todo lo que nos ha pasado y si hay algo nuevo ya nos informará la gente del Maccabi o la de la Euroliga. Estamos todos bien y nuestras familias quieren que les brindemos una victoria», dijo el coach. Dicho y hecho: 62-64.

Al llegar al hotel, los expedicionarios verdes se encontraron una octavilla que había sido introducida por debajo de la puerta de sus habitaciones con instrucciones de seguridad ante un posible ataque aéreo. El texto era, cuanto menos, inquietante: «De acuerdo a las instrucciones recibidas por las autoridades, como medida de precaución, si escucha las sirenas le pedimos que se dirija al refugio, cerca del ascensor, en el piso en el que usted se encuentra. Si usted está en la recepción, por favor diríjase al tercer sótano. Una persona le guiará hasta el refugio. Por favor, mantenga la calma. Gracias».

Afortunadamente, ahora parecen las cosas más tranquilas. Aunque siempre sea bueno tomar precauciones cuando se viaja a este rincón del mundo, bello, pero siempre inquietante.