La Copa del Rey de Las Palmas 2018 está hoy un poquito más cerca. El Unicaja se dio un chute de autoestima, ascendió a la octava plaza liguera y derrotó al Valencia Basket, que siempre gusta en los últimos tiempos. En un partido muy entretenido, con momentos de subidón, algunos desesperantes, otros de sufrimiento y algunos realmente brillantes, el Unicaja estuvo más entero y fue muy superior a un rival mermado y sin tantos efectivos. Le faltó al Unicaja instinto asesino para liquidar ante un partido que tuvo siempre de cara, pero en el que acabó sufriendo. El Valencia va camino de ser el nuevo Olympiacos. Tiene más vidas que un gato... Nunca has de darlo por muerto porque siempre vuelve. A veces, es cierto, por los propios errores propios. Pero otros mucho por fe.

El Unicaja buscó anoche más el triunfo que el cuadro taronja y lo encontró. Fue un justo premio a su partido. De nuevo sin acierto exterior. Pero compensado por la fortaleza defensiva, por su lucha por cada rebote. Sacó del armario el traje de faena y bajó al fango para discutirle cada balón y cada posesión al Valencia. Ellos, con un único base como Van Rossom, estiraron sus posibilidades hasta un límite insospechado.

Porque con 10 arriba, el Unicaja tuvo en su mano rematar el choque: 57-47. Pero no escogió bien sus ataques, siguió tirando de fuera y, cuando los triples no entraron, Valencia regresó al partido. Van Rossom puso el 62-61 y metió el miedo en la grada. El Unicaja de nuevo dio un paso al frente (68-61), pero de nuevo el base belga amenazó con dejar sin Copa a toda Málaga: 68-67. Tuvo, con 70-67, un triple Rafa Martínez a menos de 30 segundos para empatar. Pero el aro lo expulsó de la canasta verde. El propio escolta, para regocijo del Carpena, hizo antideportiva a Nedovic. Y el partido murió con dos tiros libres de Waczynski: 74-67.

Había que ganar sí o sí. Y se ganó. El equipo, por momentos, estuvo a un gran nivel. Pero se le vio esa pizca de ansiedad de saberse contra la espada y la pared. Consciente que la Copa no daba más oportunidades. Y de ahí ese puntito de ansiedad que, unido al trabajo valenciano, impidió a los de Joan Plaza acabar antes la función.

Ganó el Unicaja. Y eso es mucho contra Valencia. Por muchas bajas que traiga. La Copa del Rey está un poquito más cerca. De hecho, el equipo avanza a la octava plaza, justo en el límite que te da el billete para irte a Las Palmas en febrero para medirte a los ocho mejores de la ACB. El equipo, sin esa presión, debe seguir con su mejoría mañana. Porque este mismo jueves regresa al Carpena el Valencia Basket, ahora en Euroliga.

El tesón de Carlos Suárez, con sólo dos puntos y 18 de valoración gracias a sus 9 rebotes y 6 asistencias, fue memorable. Nedovic, tras un primer tiempo horrible, se animó. Augustine y Shermadini volvieron a funcionar a un gran nivel. Waczynksi animó a Dani Díez. El equipo sabía lo que se jugaba y no falló. Habrá más exámenes. Éste ya está aprobado. Y con buena nota.