La situación de nuestro Málaga CF es muy complicada. En 19 partidos sólo tres victorias y dos empates. 14 derrotas. Muchas. No olvidemos que el comienzo fue infernal con ocho derrotas seguidas. Son números de descenso, no podemos engañarnos. Las sensaciones no son mejores que los números, por desgracia. Podemos estar un buen rato debatiendo sobre la búsqueda de los responsables de esta situación. Muchos apuntan al dueño y su gestión. O más bien su falta de gestión. Seguro que sus críticos tienen mucha razón. Ahora, no olvidemos que el club es suyo y que aquí por ahora no viene nadie a comprárselo, que lo mismo este señor estaría por la labor de quitarse el mochuelo y recuperar el dinero que perdió.

Otros apuntan a los jugadores. Seguramente la buena temporada que hicieron el año pasado ayudó a que salieran del club para mejorar económicamente Camacho, Sandro o Fornals, tres de los jugadores clave en el once titular. Es cierto que los jugadores que se han incorporado hasta ahora no dieron el nivel de los que se marcharon.

Otros apuntan a Michel. ¡Cómo no se iba a señalar al entrenador cuando las cosas van mal! No quiero pecar de corporativismo. Él ha visto cómo no se incorporaban este verano los nombres que posiblemente él quería. Ahora, desde que decidió quedarse ha defendido a sus jugadores y ha estado con ellos porque seguro que ellos son los que peor lo están pasando con toda esta situación. Ahora ya no es nuestro entrenador así que de nada sirve hablar de él. Es pasado.

Como os digo, podemos estar hablando sobre la búsqueda de culpables y seguro que todos tendremos parte de razón porque todos tienen un porcentaje de responsabilidad en lo que está pasando. Pero, ¿de qué sirve eso en este momento? De nada. Esos análisis, balances y evaluaciones hay que hacerlos a partir de que acabe el último partido. Entonces todos tendremos posibilidad de hacer una profunda crítica para no repetir errores que seguro se han cometido. Ahora no toca eso. Ahora toca estar con el equipo incondicionalmente. La Rosaleda debe ser esa bombonera con sus treinta mil asientos ocupados por malaguistas dispuestos a empujar a sus jugadores buscando victorias, que es lo único que nos mantendrá en Primera División. Nuestra confianza en el trabajo de Mario Husillos debe ser total. Los jugadores que está incorporando y que incorporará seguro que van a sumar. También debemos confiar en que acierte con el entrenador al que ponga en sus manos el equipo. Dicen que cambiar a veces no es la solución. Sólo hay que mirar al Sevilla y Las Palmas. Otras veces sí, como es el caso del Alavés, que parece remontar el vuelo desde la llegada de Abelardo.

La situación es muy difícil. Nadie fuera de nuestra ciudad apostaría por el Málaga en Primera el año que viene. Pero quedan 19 partidos por disputarse, 57 puntos por ganar y seguro que si logramos sumar los que están en juego en nuestro campo podemos estar un año más en Primera División.

Para conseguirlo todos debemos sumar. Los aficionados seremos el mejor fichaje en el mercado de invierno, el mejor jugador número 12 de la Liga. Los profesionales están obligados a seguir creyendo y poner todo su empeño en sacar los partidos. Ahora no vale desfallecer sino trabajar sin descanso. Seguro que esto es más fácil conseguirlo viendo la grada llena de malaguistas empujando y transmitiendo energía positiva. Los jugadores van a sentir que estamos con ellos, que no están solos en este reto.

Cuando digo que todos debemos sumar me refiero a todos. También la prensa tiene que aportar, siendo honesta pero con la responsabilidad de ayudar porque para ellos también es importante un Málaga de Primera. Y es que mantener la categoría es bueno para todos: club, afición, medios de comunicación... y para la ciudad. Bajar a Segunda sería... No pensemos en ello.

Sigamos creyendo y pensemos en sacar el siguiente partido en casa frente al Gerona. Si es después de sacar algo positivo en Eibar, pues mejor que mejor. No estamos muertos. Juntos podemos y es responsabilidad de todos.