El pasado viernes, un par de horas antes que se alcanzara el éxtasis en el «Infierno Verde» tras la épica victoria de Unicaja, nos sobresaltamos con la noticia del fallecimiento de Greg Stewart. Para los más veteranos, hablar de Stewart es rememorar el baloncesto de los años 80, cuando los aficionados enunciábamos de carrerilla la pareja de americanos de la Liga, que eran fundamentales en la planificación de cualquier equipo. Y en la pista, Greg era bueno, muy bueno; tanto que permaneció casi dos décadas ofreciendo lecciones en España.

El pívot neoyorquino, quien también tenía la nacionalidad española, «disputó» sus últimos minutos en un hospital de Florida, tras una dura lucha de dos largos años para intentar sobreponerse a las secuelas de un gravísimo accidente que se produjo mientras hacía lo que más le gustaba: jugar al baloncesto.

En febrero de 2016, mientras Stewart jugaba una pachanga en las calles de Miami, un infarto de corazón le hizo desvanecerse sufriendo un fuerte golpe en la cabeza que le provocó daños muy severos. A partir de entonces, Greg ha estado luchando frente a innumerables complicaciones de salud e importantes problemas económicos para poder sufragar los gastos médicos. Su afición más fiel, la marea amarilla del Gran Canaria, nunca le abandonó, con continuos mensajes de apoyo y recaudando dinero a través de un crowfunding que le hicieron llegar a su familia en los EEUU.

Su carrera profesional comienza hace más de 35 años. Tras completar con brillo su periplo universitario, Greg Stewart tuvo el honor de ser seleccionado en el draft por los «orgullosos verdes» de Boston. Sin embargo, no tuvo la suerte de entrar en la plantilla de los Celtics, misión muy complicada al compartir posición con Larry Bird, McHale o «El Jefe» Parish. Así pues, el bueno de «Gregorio» cogió sus maletas rumbo a Zaragoza para iniciar lo que sería una longeva carrera en España. En el equipo maño, Greg compartió vestuario con los hermanos Arcega, Josean Querejeta o Quino Salvo, y ya comenzó a dar pinceladas de lo que podía ofrecer. Esa temporada pisó por primera vez Ciudad Jardín y arrancó una victoria con su menor anotación (12 puntos) en todos los partidos que jugó en Málaga.

Su buena temporada en las filas del CAI provocó que Aíto le incorporara a una Penya. Stewart formó una inolvidable pareja junto al mítico zurdo David Russell. Greg y David, dos tipos que habían crecido en las canchas callejeras de Nueva York, tenían estilos de juego diametralmente opuestos. Junto al potente núcleo de jugadores nacionales (Margall, Jiménez, Villacampa, Montero, Jofresa y nuestro Rafa Vecina), Stewart crecía como la referencia interior más fiable.

Tras dos buenos años en las filas verdinegras, su fichaje por el equipo de Las Palmas hizo crecer la expectación en la isla. Greg llegó con la vitola de jugador franquicia y fue el ídolo de la afición «pío-pío» durante 6 temporadas. Stewart asumió los galones de líder. Casi todo el juego ofensivo del club canario giraba sobre las prestaciones que ofrecía un jugador con su calidad. Convertido en la indiscutible referencia del ataque, Stewart era un gran finalizador (rondando los 20 puntos de media) que tenía la virtud de generar múltiples ventajas para sus compañeros. Vistiendo la camiseta amarilla, Stewart ofreció una exhibición en la victoria que arrancó el Gran Canaria en su primer partido contra el Caja de Ronda, gracias a los 22 puntos y 13 rebotes. Unos años después, tras su retirada, Stewart prosiguió ofreciendo clases de juego interior en equipos canarios que competían en Liga EBA y tuvo el valor de regresar de forma casi testimonial a la ACB para hacer equipo en un CB Cáceres que lo incorporó como veterano.

Con la retirada de Stewart se fue uno de los pioneros y mejores representantes del modelo de americano que se aleja del prototipo «atlético y espectacular», donde técnica y calidad se ponen al servicio del equipo y no del brillo propio. Los numerosos testimonios tras su fallecimiento nos dejan claro que era un gran tipo, dentro y fuera de la cancha, y que el recuerdo permanecerá entre las aficiones que pudieron disfrutar sus puntos, rebotes y actitud ganadora.

@OrientaGaona