Estamos ante la semana más importante del baloncesto español. Y es que no hay duda de que la Copa del Rey es la competición más atractiva y seguida de nuestro deporte doméstico. Las mejores ligas europeas tomaron como ejemplo a la ACB por el formato de sus Copas. Los ocho mejores equipos concentrados en la misma ciudad. Sus aficiones dando color en la grada. La emoción de jugarse un título a un partido. Los mejores datos de audiencia. El mayor seguimiento mediático. Patrocinadores. Una ciudad, Las Palmas en este caso, que habrá trabajado muy duro para albergar un evento tan importante y estar a la altura. Mucha gente que vive durante el año ahorrando y preparando su viaje para acudir a la cita se celebre donde se celebre, se clasifique o no su equipo. Ilusión, nervios, sueños. La mejor imagen de nuestro baloncesto ACB en este momento tan delicado por el que pasa este deporte.

Pues bien, todo eso está en juego. Podemos estar cerca de hacer el mayor de los ridículos. Parece mentira. Y es que la negociación para el nuevo convenio entre patronal (ACB) y el sindicato de jugadores (ABP) sigue sin llegar a buen puerto. Ni la mediación del Consejo Superior de Deportes ha servido para mucho.

Según el comunicado de la ACB, ellos han aceptado todas las peticiones de los jugadores y es la ABP quien no acepta la oferta que le hacen para mantener el fondo social. Esto yo, que seré muy torpe, no lo entiendo. Hablar de jugadores y ABP, su asociación, como dos entes diferentes. La ABP son los jugadores y el fondo social uno de sus derechos adquiridos por lo que lucharon toda la vida.

Con el fondo social la ABP da apoyo jurídico a jugadores en casos de impagos, asesoran sobre el convenio colectivo, el derecho de tanteo o problemas que puedan surgir en la relación con sus representantes. Pero también asisten a los jugadores en caso de lesiones o en problemas familiares graves. Además, se preocupan por la formación integral de los jugadores a través de becas para cursos de idiomas o acuerdos con organizaciones formativas para prepararlos para su futuro laboral.

La aportación de la ACB a este fondo social no se puede entender como un regalo sino como una parte del beneficio que generan los verdaderos protagonistas del espectáculo, que son los jugadores.

Lo que es evidente es que rebajar esta aportación de la liga a los jugadores en 155 mil euros el primer año y en 270 mil euros los siguientes no es más que una declaración de intenciones. Hablamos de rebajar en un 70% esa aportación al fondo social en dos años. No sé si es verdad o no, pero parece que buscan hacer desaparecer a la asociación. Si ya cuentan poco los jugadores en las negociaciones importantes para el futuro del baloncesto, imaginaros si encima no existe la ABP para defender sus derechos. El desamparo les llevaría a un mayor ninguneo.

Todo esto ha derivado en que los jugadores hayan convocado huelga la semana de la Copa del Rey. No nos damos cuenta de la importancia de esto. Si los jugadores se mantienen firmes en la defensa de sus derechos, no habrá competición. Estos derechos son importantes para los jugadores menos conocidos. Ellos son los que más deben pelear por su fondo social y los más famosos apoyarles aunque no lo necesiten, por razones evidentes. Echarse para atrás en esta decisión demostraría mucho negativamente.

Seguro que habrá mucho que hablar y negociar. También hay poco tiempo. Pero hay mucho en juego. Todos los aficionados esperamos que ambas partes se vuelvan a sentar con la mejor voluntad posible y se llegue a un acuerdo que no impida la disputa del torneo del k.o. No sé si sin directivos se puede jugar a baloncesto. Sin jugadores tengo claro que no. Por eso entenderles y cuidarles es primordial para que así todos los frikis del baloncesto como yo podamos disfrutar un año más de la mejor competición europea después de la Final Four de la Euroleague, que no es otra que nuestra Copa del Rey de la ACB.