El Unicaja se agarró anoche a la única opción real que le quedaba para mantener abierto un atisbo de esperanza al sueño del Top 8 de la Euroliga doblegando, como hizo en Tel Aviv en la ida, al histórico Maccabi. En un partido sin fisuras, repleto de mérito y de buen baloncesto, en el aniversario de Joan Plaza y en una cita histórica para el técnico con más partidos desde ahora en el banquillo verde, los malagueños le brindaron un triunfo de caché, de mucho prestigio y repleto de esperanza. Porque palmar anoche ante los macabeos hubiese supuesto el adiós definitivo a cualquier atisbo de opción a poder aspirar por más tiempo a los play off de la mejor competición continental. Y el Unicaja con mucha cabeza, jugando muy bien a ratos, mezclando estilos y propuestas. Está el equipo bien, muy bien. Mejora partido a partido. Va a más.

Contra el Maccabi se agarró a unos minutos muy brillantes de Nedovic, con acciones que relanzaron al equipo. Si el Unicaja quiere aspirar a algo «gordo» tiene que contar con la mejor versión del serbio. «Nedo» es «Nedo». Y hay que tenerlo de buenas y afinado. Porque con él, la orquesta verde suena mucho mejor. Colaboró el «perdido» Milosavljevic, con 7 puntos de una tacada en el tercer acto. Y cabalgó a lomos de McCallum. A campo abierto, con espacios, penetrando en un partido descontrolado, hay pocos como el base cajista en el baloncesto europeo. Es un portento McCallum. Pero en el lote hay también otros argumentos que, a veces, desmontan al jugador.

Estuvo firme el Unicaja, muy sólido tras una salida apresurada. Se pasó bien el balón, anotó con buenos porcentajes (40% en triples) y fue una roca por dentro. Augustine fue el Augustine de casi siempre, bordeó el doble-doble y, curiosamente, ante un rival tan físico y atlético, el Unicaja acabó con cuatro tapones a su favor y uno solo en contra. Eso, también, son ganas, se llama querer, es pasión. Cambiar centímetros y músculos por mucha testosterona. Es hambre. Llámenlo como quieran. También felicidad.Lo cierto es que el Unicaja sigue vivito y coleando en Euroliga,

se pone a dos victorias del Maccabi, en una jornada redonda, en la que también perdió el Baskonia. Jugar ante equipos como el Maccabi representa un esfuerzo doble para cualquier equipo que se precie de ser eso, un equipo. El Unicaja no tiene ni la pasta ni el talento ni la capacidad atlética que puede dirigir Neven Spahija, pero tiene un equipo en casi toda la extensión de la palabra. Pero, con el Maccabi, como ante el Olimpia Milan o el Khimki, por poner algunos ejemplos, rivales con un punto de anarquía, son capaces de sacarte de tu marcha. Eso es lo que ocurrió con el Maccabi, que en un arreón inicial desconcertante se puso con 5-11. El Unicaja era un «coladero». Plaza no lo dudó un segundo. Sentó a Nedovic y entró Salin. La reacción fue inmediata: 13-13. Y, a partir de ahí, comenzó a crecer el equipo malagueño.

No fue fácil. Era un partido raro. Con bastante gente del Maccabi en la grada. Y en pista, con Kane, con Thomas y con Parakhouski. Y del 25-21 se pasó al 30-34. Había que empezar otra vez. Con McCallum y Nedovic juntos, el Unicaja ganó en ataque y perdió atrás. El estadounidense, penetración a penetración, acercó a los verdes: 42-41.

Un tapón sensacional de Nedovic al poderosísimo Parakhouski, con un triple posterior del serbio puso el 49-45. «Nedo», exhausto, pidió el cambio, y se vieron los mejores minutos de Milosavljevic desde hace ya una eternidad. El alero, con 7 puntos de una tacada, permitió a los malagueños marcar su máxima: 58-49.

Perdonó el Unicaja en un par de ataques y los amarillos llegaron con vida al último cuarto, tras un triple final: 60-55. Comprendió el Unicaja que, en estas circunstancias, era mucho mejor no llegar al final con pocos márgenes en el luminoso. Y volvió a lanzarse. Un triple de Suárez, otra canasta de Augustine, una antideportiva a Nedovic... Y otro tapón, de McCallum, a Parakhouski. El americano mutó y se transformó en un poseso que sólo tenía el aro entre ceja y ceja. El Unicaja ganó 83-69. Tiene a dos partidos, con el average, el Top 8. Y faltan aún 7 jornadas.