Sin brillo, pegando un par de arreones -uno al principio y otro al final- y jugando con el freno de mano echado el resto del partido, el Unicaja fue capaz anoche de sumar un nuevo triunfo liguero en la siempre difícil cancha del Movistar Estudiantes. La victoria le permite seguir a la estela de los 4 primeros de la clasificación en ese objetivo de colarse entre los mejores de la Liga de cara a un play off por el título que parece lejano, pero ya asoma por el horizonte.

No se vio en Madrid al mejor Unicaja de la temporada. Ni mucho menos. Pero lo cierto es que con lo que hizo le bastó para estar los 40 minutos por delante en el marcador. Y eso nunca es fácil en la ACB y menos jugando de forastero. Hay partidos que te permiten sacar el traje y la corbata y otros en los que te tienes que remangar los pantalones para bajar al fango. El de ayer necesitó de pico, pala y traje de faena. Lo bueno es saber leer la situación y actuar en consecuencia. Y visto el 57-72 final, objetivo más que cumplido.

Hay que poner en valor que este triunfo ante los colegiales es el sexto de las últimas siete jornadas ligueras. Los partidos de Euroliga, y el parón por la Copa del Rey y por las ventanas FIBA hacen perder a uno la perspectiva, pero lo cierto es que el Unicaja solo ha perdido un partido, la visita al Baskonia en Vitoria, desde que nos tomamos la uvas hace ya más de dos meses. Un dato espectacular que dice mucho en favor de Joan Plaza y sus chicos.

La mejor defensa de la Liga ejerció de tal en los 40 minutos de ayer en el WiZink Center. El Movistar Estudiantes no fue capaz de llegar ni a los 60 puntos. Hizo 57 (13+15+14+15). A partir de ahí, el Unicaja tejió su victoria, en la que Sasu Salin tuvo un papel destacado con sus 18 puntazos. También estuvo mejor que otros días en ataque McCallum (15) y el casi siempre seguro de vida Jeff Brooks (13).

Plaza tuvo que darle una vuelta de tuerca a su pizarra. La baja de Shermadini y la situación renqueante de Augustine obligó al coach catalán a darle minutos al canterano Viny Okouo. También se jugó con 4 «pequeños» y puntualmente con Carlos Suárez (el chico para todo) de center ante sus ex. Casi todo funcionó en mayor o menor medida.

Fue un partido feo. El Unicaja fue mucho mejor en el arranque. Los de Plaza anotaron con fluidez, rebotearon en los dos aros mejor que el «Estu» y pronto tuvieron ventajas cómodas en el marcador: 5-14, 7-17, 9-20... El rival se vio desbordado y la ventaja se fue ampliando al ritmo marcado por los tiradores cajistas.

Con la máxima ventaja a favor, 14-31, el partido cambió. El Unicaja perdió frescura y el «Estu» se fue animando con las primeras canastas de Landesberg. Un parcial de 11-0 le dio vida a los de Salva Maldonado, que se reengancharon al partido, 25-31. Al descanso, +7 para los de Plaza y la sensación de que el resultado podía haber sido mucho mejor.

Tras el intermedio, más de lo mismo en el tercer cuarto, con el rival amagando con una remontada que nunca llegó. Un parcial 0-8 en el arranque del último cuarto fue ya demasiada carga para los de casa, que dejaron de creer en el milagro.

Esta nueva semana, cita europea el viernes en la pista del CSKA con poco ya en juego y gran oportunidad de seguir creciendo en Liga, el domingo, en el Martín Carpena, contra el Gipuzkoa Basket. A ver...