La Euroliga se acabó de forma oficiosa para el Unicaja el pasado 2 de marzo, en Belgrado. Hasta el mes de febrero le duró al Unicaja la gasolina en Euroliga. Hay que sentirse satisfechos y hasta orgullosos por algunos buenos ratos vividos y pasados con el equipo en una competición brutal, espectacular, lo mejor que se ha visto en el Viejo Continente. Hasta en Belgrado, eso sí, hubo una posibilidad real y tangible de asaltar el Pionir y de tocar con los dedos de las manos al Maccabi, el octavo clasificado y club que delimita el Top 8. Y de seguir soñando, mantener viva esa posibilidad. Ya saben lo que pasó en Serbia. Así que lo venga a partir de ahora, incluido lo de Moscú, es ya propina. Hay que disfrutar estos últimos coletazos. Como jugar en la pista del CSKA y contra el mejor equipo de esta Euroliga. Perdió el Unicaja en el Megasport Arena, como era lógico. Lo hizo, eso sí, por una abultada diferencia: 101-76.

Llegados a este punto, sin opciones ya reales del Top 8 desde hace una semana, da un poco igual palmar ya por 10, por 20, por 30 o por lo que sea. Sí que dolieron las palizas del Valencia o el Madrid. Pero ahora, ya sin nada en juego, da un poco más igual. Siempre que no se pise el escudo, por supuesto. Que no se vea desgana, desidia, pasotismo, brazos caídos. Nada de eso se vislumbró ayer por la tarde en Moscú. Lo que sí que habría que pedir en las previas es que no se inflen las perspectivas ni las llenemos de epítetos ni de hipérboles. Nadie fue «a degüello» ayer por la victoria. Nadie fue «a muerte». El CSKA es mucho mejor que el Unicaja. Por eso ganó con solvente claridad. Y el Unicaja, cómo y cuándo pudo, lo intentó. Pero sin derramar ni una gota más de sudor de lo que exigía el guión.Se sabe ya el Unicaja equipo sin opciones al Top 8. Su salida a pista ante el CSKA fue complaciente.

Como la de un equipo que es consciente de que comienzan a sobrar qué tipo de partidos. La visita al club más en forma del baloncesto europeo, los problemas con los pívots, el nivelazo del rival... Todo se juntó para que el Unicaja no estuviera al nivel mínimo exigible de un equipo que aspira a cumplir retos en el Viejo Continente. 10-2 de salida para los rusos, con un inspiradísimo Kurbanov. Una ventaja que fue creciendo (27-13) y creciendo (48-27) y creciendo (50-27). Daba «cosilla» ver así de desprotegido al Unicaja. Su nivel de tensión era bajo, sus transiciones defensivas bordeaban lo intolerable y su aro era una piscina olímpica para el CSKA, que anotaba de tres y de dos con porcentajes que superaban el 60 y 70%.

Joan Plaza se arriesgó con Augustine. Había dicho en la previa que sólo le iba a dar «10 minutos de calidad». Pero Augustine, que «cojo» le sobra talento para exhibirse, mantenía a flote a los verdes. McCallum tenía minutos ante el mal momento de Alberto. Y el Unicaja se animó, con Nedovic más activo, y cerrando algo más la defensa. De ese terrorífico 50-27 se marchó al descanso perdiendo sólo por 57-43.

Sucedió luego que, cuando el CSKA rota da igual. Itoudis mete en el garaje el Porsche y saca el Ferrari. Plaza no tiene semejantes recursos. Así que cuando quedaron en casa los «niños» Soluade y Viny juntos, y De Colo tuvo la muñeca «tonta», la diferencia se infló y se infló hasta el 94-65. Casi 30 puntos abajo. La cosa quedó en 25. Que son muchos (101-76).

Quedan sólo cinco jornadas ya. El Unicaja se queda con 10 victorias y 15 derrotas. El Maccabi está a tres y el Baskonia, a dos (más el average). Así que no hay que darle más vueltas al tema. Toca disfrutar en casa de los tres partidos que restan. Competir cuando se pueda. Jugar con inteligencia. Y que descanse Augustine, por si las moscas.