Cansados, tocados anímicamente por una derrota más contundente de lo esperado en la pista del CSKA y mermados físicamente por la baja de Gio Shermadini y los problemas físicos de Augustine y de algún que otro jugador más, el Unicaja afronta esta tarde (18:30 horas) un partido liguero «trampa» en el que en condiciones normales debería ganar sí o sí, pero que afronta en cualquier cosa menos en condiciones «normales».

La verdad es que el ritmo competitivo del equipo es inaguantable. A media mañana de ayer, la expedición verde regresó de Moscú después de un madrugón descomunal (se levantaron a las 3 de la madrugada) para desplazarse al aeropuerto y regresar a casa. Esta vez no había previsto chárter y el viaje fue más pesado de lo habitual. Nada más aterrizar en Málaga, directos al Carpena para una suave sesión de trabajo, la única previa al partido liguero de esta tarde contra el Gipuzkoa Basket.

Los jugadores cajistas están cansados. Es evidente. El problema es que hoy no se puede fallar. Un equipo que quiere acabar la Liga Regular entre los cuatro primeros, para tener ventaja de campo en el play off de cuartos de final, tiene que sumar en su pista al Gipuzkoa sí o sí. Es uno de esos partidos que cuando echas cuentas en busca del objetivo no admite debate: hay que ganarlo. El problema es cuando tú lo juegas 46 horas después de otro en la otra punta de Europa, mientras tu rival lleva seis días preparándolo sin mayor sobresalto que decidir si entrena una o dos veces al día y si lo hace dos horas u hora y media€ Ahí ya las fuerzas se igualan y el favorito deja de ser tan favorito y el aspirante a dar la sorpresa ya es menos aspirante.

El cansancio acumulado no será hoy el único problema con el que tengan que lidiar Joan Plaza y sus chicos. Tampoco está el equipo en plenitud de condiciones físicas y eso es otro problema serio. Shermadini ya se sabe que es baja de larga duración, entre seis y ocho semanas. Augustine tampoco está para muchos trotes con el menisco de su rodilla. Pero es que Jeff Brooks o Nemanja Nedovic, por poner dos ejemplos más, están muy lejos de su cien por cien físico. ¿El resto? Pues al que no le duele una cosa le duele otra y el que no tiene una sobrecarga tiene un par de ellas. En fin, nada que no se supiera en septiembre cuando empezó este lío y se conocieron los calendarios de Liga y de Euroliga.

El caso es que el Unicaja tratará de mantener su buena imagen liguera después de seis victorias seguidas en las últimas siete jornadas. Los verdes están quintos en la tabla, pero al acecho de cualquier revés de Barcelona, Valencia o Baskonia para encaramarse a la zona más noble de la clasificación. Gipuzkoa hoy, Fuenlabrada (otra vez en el Carpena) la próxima semana y la visita a Sevilla del siguiente «finde» es un calendario para por lo menos soñar con seguir escalando puestos camino del play off.

El Gipuzkoa llega a Málaga con poco que perder y mucho que ganar. Y eso les hace todavía más peligrosos. Porfirio Fissac tiene un equipo sin excesivo talento, pero que es verdad que muerde y que vende cara siempre la derrota. Mención especial, desde luego, para Henk Norel, que ocupa la segunda posición en el ránking de valoración de la Liga Endesa, pero a solo dos décimas del primer clasificado, Tornike Shengelia. El pívot holandés, un jugador de esos que más de un verano ha estado vinculado a la lista de posibles refuerzos cajistas, se presenta como una de las grandes amenazas hoy de la defensa verde.

No tiene pinta de que el Martín Carpena vista hoy sus mejores galas ni mucho menos. Y es una pena porque hay muchísimo en juego, el equipo necesita a su afición y vistas las circunstancias que rodean el partido parece claro que cualquier ayuda será poca.

El partido «trampa» arranca a las 18:30 horas en el Palacio. Es necesario un sobreesfuerzo más. Sufrir 40 minutos hoy puede tener un premio muy goloso al final de la Liga Regular: ser cabeza de serie en los cuartos de final. Está claro que merece la pena.