El Unicaja jugó en Sevilla su partido 54 de la temporada 2017/18. En todo el curso pasado, el equipo malagueño disputó 61 encuentros (37 victorias y 24 derrotas). O sea, que los malagueños cumplirán en un par de semanas los mismos duelos que en toda la pasada campaña. Eso da a entender lo dura, exigente y larga que está siendo este curso la campaña, en el que el Unicaja afronta ahora una especie de «muro», más psicológico que físico, similar al que el maratoniano padece pasado el kilómetro 30. El problema es que mientras el atleta alcanza a intuir la línea de meta, al Unicaja se le han caído ya por el camino unos cuantos objetivos y la última oportunidad que tiene ante sí se le ha complicado especialmente tras las derrotas en ACB frente al Fuenlabrada y al Real Betis.

54 partidos ya, con un balance de 25 triunfos y 29 tropiezos. Más derrotas que victorias debido a la dureza de la nueva Euroliga, en la que el sueño del Top 8 se esfumó matemáticamente esta pasada semana. Se había evaporado en Belgrado, hace ya tres jornadas, pero las cuentas mantuvieron con vida ese gran objetivo que era pelear por estar entre los ocho mejores y disputar los play off previos a la Final Four de la Euroliga. Lo ha peleado, lo ha competido y, en muchos momentos, se lo ha merecido el cuadro de Joan Plaza. Eso no se lo podrá discutir jamás nadie al bravo equipo costasoleño. Ha faltado gestionar mejor esos minutos finales, que han condenado a los verdes en muchas ocasiones. Que le han privado de ganar tres o cuatro partidos. La diferencia entre estar peleando por el Top 8 y haber quedado ya fuera de la pomada.

El problema es que los números son implacables y, a día de hoy y a falta de sólo dos jornadas para la conclusión de la Fase Regular de la mejor competición del Viejo Continente, el Unicaja es el decimotercero de 16 equipos. Un diabólico cuádruple empate ha hecho descender al plantel cajista desde el décimo al decimotercer puesto, por detrás ya de Brose, Estrella Roja y Valencia.

El balance de los cuatro, con el Unicaja último, es de 11-17, y sólo lo empeoran Olimpia Milán (9-19), FC Barcelona (9-19) y Anadolu Efes (6-22). Hay que jugar contra Olympiacos en el Carpena y en la pista del vigente campeón de Euroliga, el Fenerbahce Estambul. Y después se cerrará esta histórica participación verde que sólo se puede reeditar vía Liga Endesa.

Para volver a la Euroliga hay que ser el campeón de la ACB o quedar por detrás de los Licencia A (Madrid, Baskonia y Barcelona) y por delante del resto: Valencia, Gran Canaria, Fuenlabrada... El Unicaja iba por el buen camino, pero las dos últimas derrotas con Fuenlabrada y Real Betis han supuesto un grave contratiempo. El equipo ha descendido hasta la séptima plaza liguera, con un récord de 14 victorias y 10 derrotas tras 24 jornadas. Especialmente fastidioso fue este tropiezo del Domingo de Ramos en Sevilla, ya que cayeron Valencia y Fuenlabrada, dos rivales directos en el objetivo de obtener la Licencia B. Valencia acumula un registro de 16-8 y los madrileños están con 15-9, igual que el Gran Canaria. Todos ellos, por delante del Unicaja.

Los verdes no pueden, además, dejar de mirar hacia abajo, porque Morabanc Andorra acumula el mismo cómputo (14-10), y el noveno es Iberostar Tenerife, con 13-11. Así que el Unicaja se ha metido en un laberinto difícil de resolver. Porque este domingo, sin ir más lejos, visita el Carpena el Real Madrid (18.30 horas). Y el siguiente viene a Málaga el propio Iberostar. Así que el Unicaja deberá decidir en estas próximas semanas, compatibilizando aún la Euroliga, buena parte de su futuro.

Esta temporada, el cuadro malagueño jugó la Supercopa ACB, gracias a su título de Eurocup, y cayó en las semifinales ante el Valencia Basket, a las primeras de cambio y en el primer encuentro del curso 2017/18. Era un título menor, pero un título al fin y al cabo. Y luego llegó la Copa del Rey, en la que los cajistas cumplieron el objetivo mínimo de meterse entre los ocho mejores, aunque no lo hizo como cabeza de serie. Eso le deparó un sorteo ante los mejores de la primera vuelta liguera, que le emparejó con el Real Madrid. Y el equipo cayó eliminado a las primeras de cambio, en los cuartos de final, tras un partido ajustado, igualado y competido (89-84). Es la tónica de este Unicaja: siempre compite, pero a la hora de la verdad no gana los partidos importantes.

No es, desde luego, la Copa del Rey la competición del Unicaja de Joan Plaza. En sus cinco años en Málaga, sólo ha ganado un partido copero. Siempre cayó en cuartos de final e incluso no se metió para la Copa de La Coruña. Únicamente ha ganado un partido en el torneo del KO, en la Copa de Las Palmas 2015, frente a Bilbao.

Ponerle un adjetivo a la temporada, por el momento, se antoja complicado. Se puede hablar de una campaña excelente en lo competitivo, pero floja en los resultados. Los cajistas han cedido cinco de sus últimos siete encuentros disputados. Y el cómputo global es el que es: 25 triunfos y 29 derrotas tras 54 choques.

Llega la recta final, la más importante. El Unicaja atraviesa un bache, más psicológico que físico. Aunque es innegable, desde luego, que James Augustine, un hombre clave, llega con la luz de reserva en rojo. Y que la lesión de Shermadini ha trastocado todos los planes, porque su recambio, Livio James-Charles, no es además un pívot.

Y todo esto, además, se entremezcla con un ambiente muy enrarecido que han dejado las declaraciones de Joan Plaza la TV3 de Cataluña, en las que habla abiertamente de su ilusión por entrenar al FC Barcelona. «Me agradaría entrenar al Barça. Sería fantástico, para poder volver a mi ciudad, pero si no pasa, el haber estado en las quinielas ya sería una barbaridad», dijo Plaza. En la entidad no han gustado nada esas declaraciones del entrenador del club, que tras cinco años en la casa acaba contrato el 30 de junio y que con estas manifestaciones no ayuda demasiado.