Y colorín colorado... el bonito cuento de la Euroliga para el Unicaja se ha acabado. Y lo ha hecho de una forma excepcional, ganando a todo un Fenerbahce en su pista (91-99), pero con la espinita de no haber llegado a la última jornada con opciones de Top 8. Lo cierto es que el partidazo verde en Estambul define la participación cajista en su regreso a la máxima competición continental, donde ha sido un más que un digno competidor y por detalles no ha podido luchar por más.

Ni Fenerbahce, ya segundo en la Fase Regular, ni Unicaja, ya eliminado, se jugaban nada en el duelo, por lo que el espectáculo estaba asegurado. Lo cierto es que los malagueños le tienen cogida la medida al vigente campeón y por unas cosas u otras se van de la Euroliga con la satisfacción de haberle ganado los dos partidos, el primero y el último.

Y todo gracias, en parte, a un gran Nemanja Nedovic, que se gustó en el Ulker Sport Arena de Estambul. El serbio se fue a los 31 puntos (36 de valoración) para liderar un duelo a cara de perro con Sloukas, que forzó la prórroga sobre la bocina con un palmeo inverosimil.

El Unicaja mandó casi todo el partido en el marcador ante la desesperación de Obradovic, que no entiende de amistosos y siempre busca la tensión competitiva en los suyos. Los verdes llegaron a tener una renta de 18 puntos, que poco a poco el cuadro local empezó a rebajar.

Así, tras una primera mala mitad de último cajista, el Fenerbahce remontó. Todo apuntaba a victoria turca pero el Unicaja supo rehacerse e incluso pudo haber ganado tras un triplazo de Alberto Díaz.

Ya en la prórroga, al Unicaja no le pesó la presión local y amarró un triunfo prestigioso para cerrar su Euroliga con 13 triunfos y la sensación de que no ha estado tan lejos de los ocho mejores de Europa.