A estos niveles, cuando un gran equipo pelea contra otro gran equipo por ser cuarto en la ACB, los pequeños detalles deciden partidos, puestos en la Fase Regular, play off, títulos y hasta presencias en la Euroliga. Vaya por delante que toda esta crónica carece del más mínimo sentido, porque a un minuto y 21 segundos para el final, un compañero se desvaneció sobre el parqué, sin mediar un golpe ni una mala caída. Jeff Brooks cayó a plomo en la zona verde. Ido, con la mirada perdida, sin moverse, La Fonteta enmudeció. Seguir jugando, en estas condiciones, sin saber si lo de Jeff era un latigazo en el cuello, un mareo o algo peor es muy difícil. Seguir, como si nada, es realmente complicado.

Pero, como decíamos al principio, esto deporte al más alto nivel. Baloncesto de elite. Y aquí paz y después gloria. Un compañero herido y otro que sale del banquillo para sustituirle. Así está montado el chiringuito. Aún recuerdo bien las palabras del viejo zorro Bozidar Maljkovic, hace ya 15 años: «Jugadores ahora son gladiadores modernos». Sus palabras tienen ahora más vigencia que nunca. Y más ayer, tras lo de Jeff.

Los detalles. Estábamos con los pequeños detalles. «King Kong» Waczynski, en uno de sus peores partidos de la temporada, puso al Unicaja por delante: 71-73, a 1:03. A Valencia le ocurrió, con sus diferencias, lo que le pasó en la Eurocup. Se le encogió la muñeca. Antes (71-61 ganaban los taronja) y después, en ese ataque siguiente al triplazo del polaco.

El Unicaja tuvo la bola y Nedovic, que con nueve puntos en menos de cinco minutos en el último cuarto había devuelto al Unicaja al partido, alimentó su leyenda negra. Ésa que dice que, en finales apretados, el serbio nunca toma la decisión adecuada. Con dos arriba, la lógica te invita a penetrar. Y ahí, dentro de la zona, ya pasarán cosas: una falta, una bandeja, un pase doblado para un tirador liberado... Mil cosas. «Nedo» optó por un uno contra uno, mandando el bloqueo de Augustine lejos. Y tiró. Lanzó desde lejísimos. La canasta valía la victoria y el rebote podía costar caro. Valencia corrió y Sam Van Rossom no perdonó. Claro que Alberto debía haber dar dos pasos al frente en vez de dos hacia atrás. Se resbaló, además, el malagueño. Y el belga no perdonó. Lo dicho, esos pequeños detalles.

Al Unicaja aún le quedaron 2,1 segundos para sacar desde posición de ataque. Doctores tiene la iglesia y entendidos el básket... y Twitter. A mí lo que planteó Joan Plaza en su pizarra me gustó. Una variante inteligente y atrevida, para despistar al rival. Fue «Nedo» el que sacó de banda y pasó a Suárez. Toda La Fonteta esperaba que el capitán actuara de poste repetidor y que fuera el serbio el que volviera a recibir para penetrar y tirar. Pero, en vez de esto, Plaza ideó una jugada en la que Suárez amagó y prosiguió con la penetración. El madrileño tuvo un lanzamiento más o menos liberado, a cinco metros del aro, para ganar el partido. Pero la bola se fue al hierro, al tablero y al limbo. Y, con ese error en el tiro, más todos esos fallos comentados, el Unicaja también se fue a ese lugar: al limbo.

El Unicaja se queda ya sin ningún tipo de opciones de cumplir con otro de sus objetivos del curso: acabar la Fase Regular en el Top 4. Ha de fiarlo todo a los play off, que jugará con factor pista en contra. El equipo no pudo meterse en la final de la Supercopa, cayó a las primeras de cambio en la Copa del Rey tras no ser cabeza de serie para el sorteo y tampoco pudo, a pesar de su meritoria Euroliga, acceder al Top 8. No estará en el Top 4 de la ACB en la Fase Regular. Así que ya sólo le queda ser el mejor del vagón de perseguidores. Acabar quinto. Y cruzar los dedos para que sea el Valencia el que acabe cuarto. Y jugártelo todo contra ellos. Y todo es todo: los cuartos de final y una plaza en la Euroliga.

Es lo que hay a partir de ahora. Compitiendo como lo hizo el Unicaja ayer por la tarde en La Fonteta todo será más fácil. El equipo hizo una de las mejores primeras parte de la temporada. La peor noticia al descanso era el resultado: 31-36. Ganar por sólo cinco puntos, tras el acierto mostrado hasta entonces, era poca renta. El Unicaja llegó a ganar por 10 (22-32) y luego pasó a perder por esa misma cantidad: 71-61. Cambió que Valencia usó la pintura. Dubljevic y Thomas se pusieron las botas. El montenegrino, además, organizó el juego desde el poste bajo. El Unicaja se mantuvo, eos sí, con vida. Dos triples de Salin dieron paso al festival de Nedovic. El cajista, con 7 de 7 desde la personal, acercó al Unicaja. Lo puso a tiro de triple. Waczynski, en un partido horrible, obró la remontada: 71-73.

Y lo demás ya lo saben. Con Brooks camino del Hospital de La Fe de Valencia. Una pena malgastar otra oportunidad de poner a Valencia (sin Diot sin Vives sin San Emeterio y sin Pleiss) a sólo una victoria más el average. Sigue perteneciendo al Unicaja, sí. Pero ya a tres victorias. El reto ahora es ser quintos. Muy poca cosa.