Pues se abrió la veda. Como cada temporada antes de que se acaben las competiciones ya se habla de traspasos, de jugadores que cambian de equipo aunque todavía haya mucho en juego. Listas negras de vestuarios que se vacían porque no se cumplieron los objetivos y de grandes estrellas que cambian de aires en busca de títulos y, claro está, de mejorar sus contratos.

Tiene pinta de que la estrella del verano en los periódicos y tertulias va a ser Neymar, que después de la que lió el verano pasado con su traspaso al PSG, parece que su padre y representante está dispuesto a volver a liarla para que su hijo juegue ahora en el Real Madrid, dejando por el camino una fabulosa comisión por cambiar de club en tan solo un año. Pinta de culebrón largo que iremos viendo por capítulos sin importar que el equipo de Florentino esté a quince días de jugar la final de la Champions.

Divertido también parece el caso Griezmann. Dicen que el Barça ya notificó al Atlético de Madrid su intención de pagar la claúsula de rescisión del francés, cien millones de euros que dicen que es muy poco dinero para el jugador que es. ¡Letal! Pero tan letal como cierto. Una vez descontados los veinte millones que le corresponden a la Real Sociedad, club del que procedía el delantero y que lo traspasó al equipo colchonero, le quedarán ochenta millones al club de Cerezo para fichar a otro delantero. Tal y como está el mercado con ese dinero poco se puede fichar.

De ahí que Miguel Ángel Gil, consejero delegado del Atlético de Madrid, hiciera un comunicado quejándose de que esto suceda cuando su equipo está a pocos días de jugar la final de la Europa League. Habla de presionar a uno de sus jugadores en mitad de la competición. Razón tiene. Pero poca memoria también. Ya se le olvidó que ellos hicieron algo parecido con el Sevilla para fichar a Vitolo, por ejemplo.

También pasa esto en los banquillos. Sin ir más lejos, todos hemos podido leer estos días que parecía que el Málaga ponía en manos de Lucas Alcaraz su proyecto para volver a Primera División. Parecía hecho hasta que apareció el dueño del club en Twitter para dejar bien claro que de eso nada de nada.

El baloncesto no está exento de estas noticias. Unicaja cada año es una mina de fichajes. Esta temporada ya hemos empezado a pesar de que todavía no dieron comienzo ni los play off. El hecho de que Joan Plaza acabe contrato hace que ya hayamos leído que dirigirá al equipo la próxima temporada Katsikaris, que está ahora en Tenerife. También suena Casimiro, el actual entrenador de Gran Canaria. Pero también hemos leído que Plaza renovará.

Con los jugadores igual. Ya salió la noticia de que Nedovic tiene un sustancioso acuerdo con Armani Milán. El escolta serbio salió a desmentir el asunto. Pero esto no es nuevo. Ya sonó que el Real Madrid está también interesado en contar con él para la próxima temporada. Nada importa que esté todo por decidir en la competición. Recuerdo en el despacho de Rosa y Nacho, los responsables de comunicación del Unicaja, ver un tablón en el que anotaban todos los posibles fichajes para la temporada siguiente que iban surgiendo en los medios de comunicación. El tablón era más largo que la lista de espera para operarse en la Seguridad Social. Siempre había nombres suficientes para hacer más de un equipo. Con tantos nombres que se decían era muy difícil fallar. Algún periodista acertaría. Pues bien, normalmente no se acertaba.

Todo una locura que desestabiliza vestuarios, vende portadas de periódicos, ilusiona a los aficionados y es tema principal de todas las tertulias de todos los programas deportivos. Muchas veces las filtraciones salen del propio club. Directivos que no saben guardar un secreto o que les gusta tener cierto protagonismo. Pero lo normal es que sean los agentes y representantes los que lancen estas noticias para que se hable de sus representados. En multitud de ocasiones es con esta fórmula como consiguen que los jugadores que representan cambien de club, algo fundamental para ganar las famosas comisiones por traspaso. Sin duda que estos representantes y sus agencias son los que controlan el negocio del deporte.