Es evidente que pensar en que el Unicaja esté dentro de 10 días jugando las semifinales de la Liga Endesa es, hoy por hoy, un ejercicio de fe máxima. Los verdes no están en un buen momento, tienen el factor pista en contra en estos cuartos de final que arrancan mañana y, además, se miden a un Baskonia que le tiene tomada la medida, con cuatro duelos este presente curso que se solucionaron con cuatro victorias de los vascos (dos en ACB y otras dos en la Euroliga).

Está claro que el favorito para este cruce es el Baskonia, que de la mano de Pedro Martínez ha terminado segundo la Fase Regular y que se ha quedado a un paso de la mismísima Final Four de la Euroliga, cayendo en el play off de cuartos de final de la máxima competición continental ante el Fenerbahce de Zeljko Obradovic.

Pero la historia le da un pequeño atisbo de esperanza a un Unicaja que ya sabe lo que es jugar y ganar un play off en el que parte con la desventaja del factor pista. Jugar ante tu público suele ser un factor decisivo, casi fundamental. La historia lo dice claramente. Pero el Unicaja ya sabe lo que es «saltarse» la historia y pasar por encima del factor cancha. Ya lo ha hecho tres veces. Las víctimas fueron el Pamesa, en la temporada 2003/04 y 2008/09, y el Real Madrid de Joan Plaza, en el inolvidable cruce de cuartos de final de 2007/08, en el que por primera vez en la historia, el octavo de la Fase Regular le ganaba al primero, algo que, por cierto, no ha vuelto a ocurrir nunca. En esas tres ocasiones, «taronjas» y merengues contaban con el calor de su público. Los tres fueron cruces de cuartos de final, aunque el primero, el de 2003/04, se celebró en otro formato, al mejor de cinco partidos. Los otros dos ya sólo fueron a tres. Y el Unicaja firmó la proeza en las tres ocasiones.

El primer cruce contra el Pamesa que se resolvió a favor del Unicaja contando con el factor pista en contra se disputó en un momento muy delicado para la historia de la entidad de Los Guindos. Acabada la etapa de Bozidar Maljkovic, el club puso su proyecto en manos de Paco Alonso en el verano de 2003. El técnico dimitió cuando la competición había devorado un par de meses y su recambio fue Sergio Scariolo. El italiano recompuso el equipo tras la espantada del pívot Victor Alexander -llegó Larry Lewis- y se metió en los play off acabando la Fase Regular en la sexta posición. El rival de cuartos fue el Pamesa Valencia del francés Rigaudeau, del argentino Montecchia, del argentino Oberto, del griego Dikoudis o del serbio Tomasevic. Un auténtico equipazo «fabricado» con la ilusión de llevar a los valencianos a la ansiada Euroliga.

Aquel cruce de cuartos de final era especialmente importante para el club de Los Guindos, porque de quedar eliminado, el Unicaja se hubiera quedado fuera de la Euroliga la siguiente campaña. La eliminatoria fue preciosa y se resolvió en el quinto partido de la serie, en Valencia, después de que el Pamesa ganara los dos primeros choques en La Fuente de San Luis (91-80 y 82-66) y luego el Unicaja igualara la serie en el Carpena con otras dos victorias (86-81 y 69-58).

En el quinto y decisivo duelo, el Unicaja, agarrado a una zona 2-3 en la segunda parte y al acierto de Louis Bullock (23 puntos) y de Larry Lewis (20), asaltó la pista «naranja» y dio la campanada: 68-87. Ese partido ya es historia del club de Los Guindos. Uno de los más recordados por la «marea verde».

Ante el Real Madrid de Plaza

Más mérito si cabe tuvo todavía la victoria frente al Real Madrid, unos años después, en la temporada 2007/08. Y es que el octavo de la Fase Regular nunca le había ganado al campeón (y nunca ha vuelto a hacerlo). Pero ocurrió en ese play off de cuartos, disputado ya bajo el formato de tres partidos. Una serie exprés en la que se vivieron momentos irrepetibles. El Unicaja logró una magnífica victoria en Vistalegre (73-89). Y unos días después, en un Carpena en el que no cabía ni un alfiler, llegó la gesta. El Unicaja venció 88-86. El Real Madrid, el gran favorito, caía ante el octavo. Una serie que jamás olvidará el entrenador del Unicaja, Joan Plaza, porque él era por aquel entonces el técnico del cuadro merengue.

Tan sólo un año después, el Unicaja y el Valencia volvieron a verse las caras. Y otra vez con el factor pista a favor de los levantinos. De nuevo el Valencia tenía un verdadero equipazo: Nando de Colo, Víctor Claver, Matt Nielsen o Kosta Perovic. El Unicaja de Aíto García Reneses partía como víctima. También era un play off a tres partidos de cuartos de final. En Valencia, en el estreno de la serie, el Unicaja, guiado por Omar Cook (20 puntos) y Gary Neal (20), llegó a los últimos segundos con un punto de diferencia en su contra. Y un jugador que se puede decir que era un actor secundario en el plantel verde, el americano Zabian Dowdell, se jugó la última posesión, tras un saque de banda, y anotó una bandeja sobre la bocina: 82-83.

Fue increíble y la expedición cajista volvió a Málaga consciente de que debía cerrar la serie por la vía rápida, en la segunda entrega en el Martín Carpena. Y así fue: 85-76. Era la segunda vez que el Unicaja le ganaba al Valencia en cuartos y sin factor pista. Y la tercera en su palmarés.

Es cierto que en la Liga ACB, al igual que ocurre en la Euroliga, tener a favor el factor pista suele ser decisivo. Pero, afortunadamente, hay excepciones que confirman la regla. Y el Unicaja lo va a volver a intentar. Tiene tres buenos ejemplos de los que el equipo debe tomar nota ante el mayúsculo reto que se le presenta desde mañana en Vitoria: Eliminar al Baskonia con desventaja de campo.