Una merecidísima bronca del Martín Carpena a su equipo puso ayer punto final a una de las temporadas más grises del Unicaja en los últimos años, finiquitada con uno de los partidos más patéticos del equipo verde en toda su historia. De la «era Plaza», desde luego, el peor partido para finalizar la peor temporada. Menudo desastre. Qué bochorno. Vaya demostración de impotencia colectiva. ¡Qué ridículoooooo!

Nada bueno se puede decir hoy del Unicaja, que echó el cierre al curso 2017/2018 con una imagen tétrica e impropia de un club con una plantilla como la verde, la quinta más cara de la Liga, y con el segundo entrenador mejor pagado de toda la ACB. Lo siento. Pero los jugadores (la mayoría) no merecen ni las vacaciones. Deberían entrenar mañana y tarde en Los Guindos hasta el 30 de junio. Aunque casi mejor que más de uno coja la maleta, se largue y no vuelva asomar por Málaga. Porque vaya, vaya, vaya...

El Baskonia volvió a demostrar, por sexto partido seguido, que es mejor equipo que el Unicaja. Lo ha sido todo el curso y en este esprint final de mayo lo es elevado a la enésima potencia. Ayer es que ni hubo partido porque el Unicaja ni supo ni quiso ni pudo. Encajó un parcial de 0-19 en el primer cuarto, llevaba 52 puntos en contra a la media parte y mostró todas las carencias posibles ante un rival que ni se despeinó para pasar a semifinales.

El Baskonia rompió el partido en el primer cuarto (11-27) y de ahí en adelante se dedicó a gastar las menores fuerzas posibles pensando en batallas más serias que el «amago» de partido que le planteó el Unicaja... si es que los que iban ayer vestidos de verde merecen sentirse jugadores del Unicaja. Fue lamentable. De verdad. Muy, muy, muy triste.

Ni que decir tiene que el 2-0 en estos cuartos de final no admite debate. La eliminación es más que merecida. Justísima. Mientras el equipo de Joan Plaza se arrastraba por la cancha, dio gloria ver al Baskonia mover el balón, buscar siempre la mejor opción en ataque, ir al rebote con contundencia y dar hostias como panes debajo de su aro del minuto 1 al 40. Les daba lo mismo ir 10, 15 ó 20 arriba. Era acercarse uno vestido de verde al aro vasco y recibir un «tantarantán» de padre y muy señor mío. Les dio lo mismo conceder tiros libres a los verdes. La defensa por encima de cualquier otra cosa. Qué envidia. De verdad. Bueno, envidia de todo, menos de Pedro Martínez y su barriobajero tiempo muerto en el minuto final, que no venía a cuento y deja bastante dañada su imagen. Buen entrenador, pero...

El Unicaja aprovechó los minutos finales para maquillar el resultado y que la diferencia, casi siempre por encima de los 20, se quedara «solo» en 16. También hubo tiempo para que la grada sí agradeciera el esfuerzo a Nedovic (aunque con él hubo división de opiniones), Carlos Suárez, Dani Díez, Alberto Díaz y Vini Okouo, que entró con todo solucionado, igual que Ignacio Rosa, también jaleado por una grada necesitada de «algo» que aplaudir este último día.

A ver qué pasa a partir de hoy en las oficinas de Los Guindos. Carlos Jiménez, desde luego, tiene mucho trabajo por delante. El equipo está roto. Es cualquier cosa menos el grupo competitivo que se quiso construir el pasado verano. Toca resetear, aprender de los errores cometidos y buscar otra línea que devuelva al Unicaja a donde se merece. Porque ir a la Copa del Rey en el bombo de los que no son cabezas de serie y caer a las primeras de cambio, perder en cuartos del play off por el título sin ganar ningún partido, terminar séptimos de la ACB y perder la plaza en la Euroliga es un desastre absoluto se mire por donde se mire y lo justifique quien lo justifique.

El final de la temporada me deja la sensación de que hay más equipo que resultados. Y decir esto, viendo lo que se vio ayer, tiene mucho mérito. Pero es que una plantilla con Nedovic, Augustine, Shermadini, Carlos Suárez, Alberto Díaz... no tiene sentido que sufra tanto en todas las competiciones, que le haya costado tanto ganar fuera de Málaga durante todo el año y que termine firmado un ridículo tan espantoso como el de ayer. Ha habido falta de gestión racional de este grupo. Esa es la sensación que da desde fuera..

En fin, que adiós a la Liga, a la temporada y a un proyecto que a partir de agosto tendrá muchas caras nuevas. En la pista y en el banquillo. Tiempo al tiempo.