­La música alternativa tiene una cita cada mes de julio, desde hace una década, en la pintoresca villa costasoleña de Ojén. Todo un pueblo se vuelca con un festival que trasciende las fronteras andaluzas y que en esta edición incluye en su cartel a artistas de la talla de Javiera Mena o Soleá Morente.

Más de 8.000 personas está previsto que visiten durante este fin de semana una localidad que incluso agota las reservas de alojamientos en algunas zonas de la vecina Marbella, como apuntó ayer la edil de Juventud, Estefanía Merino. «El pueblo no tiene muchas plazas, apenas 200 en el camping, junto a las pocas que oferta el único hotel local y algunos alojamientos rurales», añade.

Del fenómeno que supone este acontecimiento musical da cuenta que hasta el servicio local de taxis se refuerce con unidades llegadas desde multitud de puntos del litoral más occidental de la provincia. Más allá de la música, de los muchos rincones singulares que atesora el trazado urbano de la villa, el festival tiene razón de ser, como relató el alcalde, José Antonio Gómez, por el esfuerzo desinteresado de decenas de personas voluntarias.

Así dio paso al regidor a la primera de las actuaciones de la primera jornada, la de los malagueños Alfred Larios, en el escenario de la plaza. Sobre las tablas principales, apenas media hora más tarde, también tenían acento costasoleño los primeros intérpretes de la velada, Hungry Butterfly. La apertura tenía reservados nombres propios como los de León Benavente o L.A., junto a combos de dilatada trayectoria como son los casos de Cucaracha Dandí o Sótano Sur.

El cartel para hoy incluye a más bandas malagueñas, como Bud Spencer Band, Flamming Dolls o Glaciar. El escenario principal deparará asimismo las actuaciones de Javiera Mena, Supersubmarina, We Are Not Djs, Full, Soleá Morente y Trepát. Precisamente por la calidad de los grupos y solistas de esta edición acudía por primera vez hasta Ojén el nerjeño de adopción Aurelio Vega. Provisto de una máquina importada desde la India para triturar la caña de azúcar que él mismo cultiva en Maro -en la única finca que pervive del legado azucarero que llegó a extenderse de Estepona a Motril-, durante todo el fin de semana ofrecerá en su puesto artesanal deliciosos combinados con el néctar de la propia caña como vase nutritiva.

Amigos. Adrián Fernández, que llegó a primera hora de la mañana desde tierras jienenses para disfrutar con su grupo de amigos de dos días de música y buen ambiente, confesaba que llevaba años «intentando escaparse a este festival para empezar con buen pie el verano». No obstante, este año le espera un auténtico maratón de festivales, porque después de esta experiencia seguirá en la provincia malagueña la próxima semana para vivir en primera persona el III Weekend Beach Festival. Y también pretende desplazarse hasta el Sonorama. «Tengo que aprovechar que este año he conseguido dinero en invierno, después de estar mucho tiempo parado», agregó.

El testimonio de Natalia Ruiz, gaditana que suele veranear en Estepona, también arrojaba luz sobre lo que significa Ojeando para muchos jóvenes andaluces. «Es el mejor festival de todos, porque es en un pueblo que me pilla cerca y que tiene absolutamente de todo. Hay hasta música electrónica y muchos puestecitos de artesanía para hacer tiempo entre grupo y grupo», confesó. Y es que Ojén redobla esfuerzos para que todos los participantes puedan sentirse verdaderamente como en casa.