Las procesiones en honor a la Virgen del Carmen se celebran por todos los rincones de la provincia, cada año miles de devotos salen a la calle a acompañar a la Reina de los Mares. Pero, más allá de las connotaciones religiosas de la festividad, cada 16 de julio es una oportunidad para homenajear a los pescadores que perdieron la vida en el mar. El instante en el que las embarcaciones entran en el agua es su particular forma de recordarles. Aunque en los barrios tradicionales de pesca ahora apenas viven hombres de la mar, en días como el de ayer los malagueños tienen un reencuentro con el pasado y la tradición. Ésa es una de las grandezas de una jornada como la de este domingo.

Porque este domingo Málaga vivió uno de los acontecimientos más emotivos del verano, miles de fieles y devotos de la Estrella de los Mares se congregaron en las calles para celebrar y acompañar a su patrona en su particular bendición anual de las aguas.

La devoción quedó patente en cada uno de los actos religiosos y de conmemoración de la Festividad de la Virgen del Carmen, especialmente, cómo no, en los barrios marineros por antonomasia de la capital de la Costa del Sol: El Palo y Pedregalo.

Desde primera hora de la mañana en la capital pero también en multitud de localidades, los feligreses desempolvaron el tradicional traje de marengo y se unieron al rezo del rosario y a la celebración de la eucaristía.

El Palo y Pedregalejo entienden el valor de esta cita con nuestra historia, sentimiento y tradiciones. La primera en salir fue la imagen paleña. A las cinco de la tarde ya no cabía ni un alfiler en todo el barrio, cientos de personas esperaban en la parroquia de Nuestra Señora de las Angustias a su adorada Señora.

Muchísimos devotos arroparon a la santa en su recorrido. La imagen iba en su habitual trono de madera dorado. Acompañada por la banda de cornetas y tambores de La Estrella, en la cabeza de la procesión, y la banda de música de Zamarrilla, tras el trono, la imagen levantaba las emociones en las calles paleñas a su lento y ceremonial paso.

Con la misma emoción se vivió la salida de la Virgen del Carmen en Pedregalejo. A las 18.30 horas empezaron a repicar las campanas de la Iglesia del Corpus Christie. Hasta las siete de la tarde, la imagen no atravesó el dintel del templo. Los vecinos allí congregados se deshicieron en aplausos al escuchar las primeras notas de la Marcha Real.

Los portadores, uno a uno, empezaron a abrazarse a la vez que sonaba la salve y mecían a la virgen. La comitiva tomó su camino hacia el arroyo de los Pilones, donde cada año da comienzo la procesión marítima.

A su llegada al paseo marítimo los faroles y los móviles alumbraban el camino de la virgen a la orilla. Junto al rebalaje y en las rocas se aglutinaban los devotos para no perder detalle. A la altura de la desembocadura de la virgen fue embarcada en una jábega clásica. Una de las escenas más emotivas de todo el recorrido tiene lugar cerca del Arroyo Jaboneros: las dos imágenes se encontraron para conmemorar a aquellos que cada noche se encomendaban al cielo al salir a faenar. Desde la jábega arrojaron coronas para los difuntos.

Concepción Martín García, tesorera fundadora de la Hermandad de Pedregalejo y camarera de la Virgen del Carmen, nos contó que no todo ha sido un camino de rosas. Durante años estuvieron buscando hermanos para poner en marcha la cofradía: en 1987 se movilizaron y en 1991, después de mucho sacrificio, pudieron adquirir la talla. Esta procesión de gloria es una de las más hermosas de todo el litoral y presenta la peculiaridad de que, a diferencia de otras comitivas, en sus filas hay mujeres portando el trono.«Soy incapaz de expresar con palabras lo que siento acompañando a la virgen. Lo es todo», apuntaba Concha. Y como ella muchos otros devotos de nuestra Estrella de los Mares.