Tras los cambios llevados a cabo en sus estancias, esta gran casa de O Morrazo (Pontevedra) rodeada de un generoso jardín conserva intacto el encanto de su esencia de piedra y madera. Sus propietarios decidieron renovar su imagen con colores cálidos en las paredes y restaurando los muebles centenarios de procedencia familiar que hacen exclusivos los rincones.

Todo rodeado de una atmósfera de envolvente serenidad que se acrecienta por la luz de la ría y los colores cambiantes del jardín. Las piezas de casi cien años como sillas, butacas, aparadores o dormitorios al completo se convierten en protagonistas indiscutibles de varios ambientes.

La idea de partida era restaurar y combinar objetos clásicos con detalles de hoy para aportar estilo y mantener la sólida personalidad de la casa. Cortinas y visillos en tejidos de lino y algodón consiguen avivar las estancias e iluminar sin interferir las vistas.

La planta inferior de la vivienda, por sus dimensiones, es punto de reunión de celebraciones familiares, mientras que el piso se reserva para el día a día. En esta parte se ubica la cocina, el salón-comedor, los baños, el cuarto de costura y los dormitorios, que atesoran la memoria del ayer y del hoy a través de las piezas macizas que los amueblan.

La habitación principal al completo es obra de un artesano de Redondela (Pontevedra), que resolvió en castaño macizo cada uno de los elementos, desde las mesillas a la cómoda, el armario o el cabecero.

En uno de los rincones destaca una butaca de cretona con lámpara y espejo que mantienen su estado original. Todos los ventanales de la vivienda ofrecen una magnífica vista al jardín -con hórreo del siglo XIX- que va cambiando de color según avanzan las horas.

Próximos al siglo de vida son la mesa del comedor y las sillas, además del chinero y la vitrina. La porcelana azul -de Sargadelos y de tipo inglés- luce igual que antaño, lo mismo que en el aparador de la entrada de la sala.

Unas cortinas de hilo en las cristaleras añaden un detalle personal a esta pieza, lo mismo que las borlas de las cerraduras. En los cuartos de baño destaca la piedra a la vista y la madera del techo, materiales imprescindibles de una vivienda restaurada para conservar sus señas de identidad.