Este dúplex, situado en Zaragoza, es la segunda residencia para estancias esporádicas de una pareja que vive en Madrid. Ocupa las dos últimas plantas dentro de un bloque de viviendas de cuatro alturas con dos pisos por rellano, el típico edificio construido hace 30 años siguiendo los planes urbanísticos habituales de los años 80 en las urbes españolas.

El inmueble, con una superficie de 250 m(2) y de aspecto obsoleto, apenas se había reformado desde su adquisición. Tenía los clichés de una vivienda de aquella época, tanto en lo que respecta a los acabados como al mobiliario, que se encontraban deteriorados y tenían a sus espaldas sucesivas decoraciones y pequeñas reformas.

La propiedad quería un cambio total para su vivienda, que ganara en todos los sentidos, en distribución, en luz, en diseño, en soluciones… Por ello, la reforma se planteó de una forma radical e integral.

"Una peculiaridad que se tuvo que conservar fueron unas persianas de fachada con grandes lamas, lo cual en un principio suponía un problema de luz", explica Joaquín Torres, director de A-cero, el equipo de arquitectos que acometió la reforma. Por ello, el hilo conductor fue ganar en luminosidad sin renunciar al diseño. Se optó por el color blanco en las paredes y los suelos (de madera blanca con un lacado especial), y este tono se combinó con el color negro para enfatizar ciertas partes creando volúmenes escultóricos.

Otra de las peculiaridades de este vivienda es que tiene el acceso en la planta superior. En este piso se encuentra un gran recibidor que ya deja ver la intención de la reforma en el resto de la casa. Sólo unos cuadros pintados por la artista Mercedes Rodríguez en tonos azules y grises, junto con una alfombra también en gris y unas bolas en acero brillante de A-cero In, rompen la monocromía del blanco.

En el techo, una abertura deja pasar luz natural por un lucernario que ya existía antes de la reforma. En un lado de este amplio hall se sitúa un salón comedor de grandes dimensiones, y en el otro extremo están el aseo de cortesía, un dormitorio suite con baño completo, que bien puede ser de invitados o de servicio, y la cocina. Enfrente, una escalera escultural lleva a las estancias más privadas.

La cocina, que tiene una disposición alargada y también es toda blanca, fue diseñada por A-cero a medida para este espacio y en ella destaca la mesa de trabajo realizada en Hi-Macs negro.