Pocas cosas hay tan agradables en verano como una tarde de lectura o una charla distendida en la terraza o en el jardín. Para quien disponga de terraza o jardín, disfrutar de este privilegio resulta más sencillo de lo parece: no hace falta gastarse una fortuna. Un pequeño rincón sirve para hacer de ese espacio un enclave muy especial dentro de la casa.

Escoger un estilo "vintage", inspirado en épocas anteriores, es la mejor manera de lograr ese halo acogedor que invita a sentarse durante horas. Aunque parezca una obviedad, una de las claves para acertar es la elección del pavimento, en el caso de terrazas y porches.

La terracota con aspecto envejecido casa genial con mobiliario de hierro forjado y maderas naturales. Los faroles y lámparas en tonalidades negro o marfil son otros de los elementos que no pueden faltar en una atmósfera que pretenda ser "rústico chic".

Además del césped natural, en los espacios exteriores se puede optar por empedrados de estilo francés visualmente mucho más atractivos que el cemento, del que se debe huir como de la peste si lo que se pretende es conseguir un jardín con mucha clase y reminiscencias del pasado. Demasiada vegetación agobia, pero unas flores y plantas trepadoras y aromáticas alegran y vivifican el entorno en el que tampoco puede faltar el césped, a poder ser, natural.

Al final el objetivo es conseguir que ese espacio externo sea una habitación más de la casa, aunque solamente se disfrute unos meses al año, al menos en climas como el del norte de España.

Los expertos en paisajismo y jardines aconsejan aportar un toque muy personal a partir de elementos decorativos propios del salón o de la biblioteca, como una lámpara de cristal o un juego de té de porcelana inglesa.