En esta casa la distribución busca que en cada estancia se aproveche al máximo la iluminación natural, estando como está en una ubicación privilegiada en Baiona, con vistas a la ría de Vigo y al jardín que la rodea. Un paisaje que se cuela por todos los rincones y en constante relación con el interior. Una de las ideas era atrapar el entorno de puertas adentro por eso hay los muebles justos que no interfieren ni el paso ni la mirada hacia afuera, con una estética elegante y ligera, dúos de tonalidades y transparencias que acentúan la sensación de fluidez.

Amplia y llena de luz, esta casa promovida por Rumarán Construcciones está pensada como vivienda vacacional en cualquier época del año, por eso el interiorista José María Flores se ha ocupado de darle los toques de elegancia atemporal que requería un inmueble de estas características.

Distribuida en dos grandes plantas, la escalera se convierte en un importante eje vertebrador de vistas y espacios, con cálidos y flotantes peldaños de madera y barandilla de cristal que da paso a un salón en el que los dúos cromáticos -blanco y berenjena, blanco y negro- tienen un notable protagonismo. Las paredes blancas ayudan a potenciar los efectos de la luz en un marco que integra la calidez de la madera con muebles de diseño contemporáneo. La combinación se repite en otras estancias, lo que crea una sensación de continuidad.

Cocina

En toda la vivienda se cuidó la elección de materiales, tanto en el mobiliario como en los revestimientos y textiles, para lograr una armonía general. En la cocina, la madera marca un encuentro con la elegancia, actualizada con líneas puras en el diseño de tiradores, frentes y electrodomésticos en acero.

Salón comedor, cinco dormitorios, sala de juegos y habitación de invitados, además de los baños y la cocina, viven fundidos con el paisaje. José María Flores optó por cortinas verticales que no impiden las vistas, procurando que la luz sea protagonista en todas las atmósferas. La luminosidad se traslada a los dormitorios, en los que también se hacen patentes los juegos de color, con mesillas de líneas rectas, cierto guiño sesentero -en alguna de las butacas- y las sutiles repeticiones de color -en las alfombras, en los cojines, en los cuadros-que crean una envolvente sensación de continuidad.

Peldaños flotantes en las escaleras, importante punto vertebrador.

Elegante cocina panelada en madera.

Dormitorio con vistas y acceso al jardín.

La casa se abre como un mirador privilegiado de la ría.