La primera incursión de la arquitecta Benedetta Tagliabue en el diseño de mobiliario se inspira en las redes de los pescadores y es de una gran complejidad técnica, aunque no lo parezca. La colección Tina, producida por Expormin, recupera la cestería, una tradición ancestral que ha permitido crear artesanías de gran durabilidad.

Lograr la curvatura de arco de ratán sobre el que se ha trenzado a mano la médula es la fase más compleja del desarrollo de este asiento asimétrico. La vara, de un calibre más grueso de lo habitual, se ablanda con vapor, y se le da forma con un molde. Tras el secado se consigue una pieza con gran resistencia.

Tagliabue ha empleado las fibras naturales en varios proyectos, como el mimbre del pabellón español de la Exposición Universal de Shanghái 2011. "La cestería es el primer lenguaje universal de la humanidad: el lenguaje de las manos, que es el mismo en todo el mundo", explica la arquitecta.