Cuando uno es fan acérrimo de una serie, disfrazarse o coleccionar figuritas a veces no basta y siempre se puede ir más allá. Tony Alleyne invirtió diez años y se endeudó por 122.000 euros para convertir su piso de Reino Unido en el 'Voyager' de Star Trek. Se arruinó y no pudo cumplir su sueño de ser el decorador de otros 'trekkies'.

Al otro lado del Atlántico, Marc H. Belles, inversor, productor de musicales en Broadway como 'Jersey Boys' y 'Los puentes de Madison', premiados ambos con un Tony y fan confeso de Star Trek, no parece tener problemas de liquidez, pero pone en venta su mansión, inspirada también en el universo de ficción creado por Gene Roddenberry.

La despampanante casa está en el exclusivo Woodfield Country Club, a medio camino entre Palm Beach y Miami. Tiene 27.000 metros cuadrados e incluye una sala de cine que replica el puente de mando del Enterprise, con efectos de sonido en las puertas y cientos de miles de estrellas integradas en el techo.

Tiene, además, tres bares, una bodega con 1.500 botellas, biblioteca, gimnasio, cancha de baloncesto y una sala pensada ex profeso para jugar con consolas.

Asimismo, el salón de baile alberga 60 máquinas recreativas de finales de los años setenta. Un hogar para entretenerse a gran escala.