Se dice que cuando llegan a la cima, los famosos no saben mantenerse en pie y acaban acudiendo a un centro de rehabilitación, como fue el caso de la actriz Linsey Lohan, o el atractivo Robbie Williams. La mayoría de ellos, van a un centro de desintoxicación a causa de un descontrol con las drogas y el alcohol.

Pero hay otros muchos, que su pérdida del control viene por querer mantener una delgada figura todo el año. Tal llega a ser la obsesión, que muchas famosas han confesado tener desórdenes alimenticios.

La última en asumir sus problemas con la comida en público ha sido la cantante Kesha, que ha comenzado el año, ingresando en un centro de rehabilitación dedicado a trastornos alimenticios. La intérprete ha defendido que hay que amarse a sí mismo y que por ellos no va a estar disponible los próximos 30 días en los que va a buscar ayuda para aprender a quererse de nuevo.

De esta manera, el pasado 4 de enero, Kesha ingresaba en el mismo centro al que fue Demi Lovato en el año 2010, a las afueras de la ciudad de Chicago.

Y aunque la cantante haya entrado voluntariamente, tiene claro que sus problemas con la comida son culpa de su productor musical, ya que, según han confirmado amistades de la artista, su productor se ha burlado de ella en varias ocasiones llamándola gorda. Sin embargo, no es la primera vez que la joven de 26 años se encuentra en una situación similar.

En 2012 fue muy criticada por publicar una imagen en Twitter donde se veía polvo blanco encima de la mesa, asegurando que eran pastillas molidas para su amiga.