Con el sentir flamenco se nace y Sara Baras, desde muy pequeña, ya apuntaba maneras. Su madre fue su profesora y aprendió, como dice ella, de la mejor. Ahora, tras su parón obligado por la maternidad -un paso para atrás para tomar nuevos vuelos- y una nueva sensibilidad en lo personal y lo profesional, esta gaditana sigue teniendo un gran recorrido por delante que pasa por los mejores escenarios del mundo. Para su cita en el Starlite de Marbella ha confeccionado una función íntima, pequeña, más musical que conceptual, en la que le acompañarán al baile José serrano, en la música Queco Baldomero, un guitarrista, tres voces y un percusionista. No le hace falta más a este icono de la danza jonda.

Ha estado en el Starlite de Marbella con un espectáculo exclusivo para la ocasión, 'Sara Baras'. ¿Por qué este título?

Porque es más directo y sencillo y así se parece más a un concierto, que es como se ha planteado. He querido reflejar el flamenco, que es lo que somos, a través de diferentes palos, sentires y colores. Vamos a hacer flamenco por derecho, vamos a expresarnos como sabemos con una estética especial.

Ha formado parte de un cartel de artistas impresionante. Por la cantera de Nagüeles han pasado Julio Iglesias, Bryan Adams o Jamie Cullum o Alejandro Sanz, entre otros.

Es un honor. Este festival tiene una categoría impresionante y es maravilloso verse al lado de artistas tan grandes. Me hace mucha ilusión. Después de haber sido mamá apetecen todos estos momentos.

Ya que lo menciona, ¿en qué le ha cambiado la maternidad?

Me ha cambiado la escala de valores y mi forma de sentir, que ahora es distinta. Ahora me siento llena y grande, con una sensibilidad especial al subirme en el escenario. se puede decir que disfruto más cada cosa que hago y que tengo un miedo que termina dándome valentía. Creo que bailo mejor ahora que soy madre que antes porque soy más generosa: ahora hay momentos donde bailas para ti mismo y otros donde se baila para cualquier corazón que esté delante.

Y eso se nota en sus shows...

Claro. Busco la parte positiva de las cosas, energía buena. Ahora mismo no me apetecía la tristeza y ciertos palos del flamenco son tan profundos...

Este año ha presentado su espectáculo 'La Pepa', un montaje sobre la Constitución de 1812. ¿Qué se ha llevado de esa aventura?

Tuve que leer, investigar, documentarme... Fue un espectáculo en honor a la libertad y un regalo a mi tierra. Me acuerdo de que después de cada función salíamos siempre con una sonrisa... Nos metimos en el espíritu de la época y descubrimos el carácter de la gente de entonces, un pueblo que sufría pero que siempre mantenía un punto de esperanza. Ahora, con estos tiempos raros y feos que nos han tocado, hay que aprender y mirar a aquella gente de esa época. Me acuerdo de que nos contaron que las mujeres gaditanas en época de guerra emborrachaban a los franceses y les bailaban como forma de luchar contra ellos.

Muchos de sus espectáculos están simbolizados por una presencia fuerte de la mujer. ¿Se siente identificada?

En el flamenco ha habido artistas increíbles que han tenido que quedarse en casa. Por suerte eso ya no pasa tanto. Me siento muy orgullosa de no haber tenido machismo en mi casa, de que en mi entorno siempre nos hayamos valorado por lo que somos; pero sí he conocido compañeras que lo han tenido más difícil. Me encantan las mujeres fuertes que exhiben sus ideales, las admiro mucho. A La Pepa, que es la voz de un pueblo hecha mujer, le pasa un poco. es el reflejo de las mujeres andaluzas.

Le han dado muchos premios durante su carrera; uno de ellos, el Premio Nacional de la Danza. ¿Qué sintió al recibir este reconocimiento?

Cuando miro atrás y veo mi carrera, pienso que todo lo que me ha pasado me ha enriquecido mucho. Este premio me lo dieron después de hacer Mariana Pineda y no me lo creía... Cosas como ésta te empujan, te hacen saber que estás en el camino correcto, adecuado.

También ha probado con el mundo de la moda con Amaya Arzuaga. ¿Cómo fue la experiencia?

Aprendí mucho y me sirvió: en este mundo hay también que preocuparse por el corte, la textura, que influye a la hora de bailar.