De Fortunata a Adela, hija menor de Bernarda Alba. De Antígona a Fedra, Electra, Ofelia o la chica de barrio-diva de 'La corte de faraón. O Desideria, casada infiel. Ana Belén (Madrid, 1951) siempre ha contado y cantado historias de mujeres.

La última, en la obra ´Kathie y el hipopótamo´, en la que el autor, Mario Vargas Llosa, hizo de la realidad ficción para explicar sus trajines como escribidor de las andanzas de una adinerada dama limeña en París. Alguien que "lo tiene todo, pero vive una vida banal y fabula aventuras. Como tantas mujeres que han tenido que echar imaginación a sus vidas porque se las obligaba a estar en casa tranquilitas", afirma la actriz.

"Lo triste es que ahora, con todo lo que se ha luchado, haya chicas que piensan que su novio las quiere más porque les monta una escena de celos en plena calle. Alguien les debe decir que eso no es amor. Que no pertenecen a nadie. Sólo a ellas mismas".

Es madre de un hijo y una hija para quienes, en su momento, buscó un colegio "en el que no se hiciera ni una sola distinción en materia de género. El día que llegó David con una madeja y dos agujas de hacer punto y dijo que esos eran los deberes, participamos todos y fue genial. Hubo complicidad, que es lo que borra las diferencias".

Piensa, sin embargo, que la genética marca diferencias y, bien llevadas, complementan. "Ellos han sido educados, aunque cada vez menos, para no exteriorizar lo que les pasa. Nosotras hablamos sin pudor de nuestro ánimo. Pero ahora ya van entrando por ese terreno y ven que no duele".

Del hombre le gusta la capacidad de síntesis "frente a nuestra tendencia a irnos por las ramas", aunque resalta la capacidad "resolutiva y organizativa femenina".

Cree en la pareja "de compañeros" y reconoce que siempre se ha llevado bien con el entorno masculino. "Con mi padre, un ser excepcional, o con los niños de la calle del Oso, en Lavapiés, donde crecí. Allí éramos todos iguales. Y luego en el colegio nos separaban... ¿Hay mayor estupidez?". Destacada en estas páginas por su "masculinidad" por su amigo Miguel Ríos - "es como mi hermano" -, reconoce que "ahora que los hombres se afanan por llevarse bien con su lado femenino, yo llevo mi parte de hombría con naturalidad. De hecho, siempre soy uno más", remata entre risas.