En Madrid un grupo de taxistas se han organizado para incluir en sus servicios a mascotas y sus dueños. Para algunos puede resultar algo sorprendente pero lo cierto es que las personas que tenemos animales contamos con numerosas dificultades tanto para viajar en transporte público como para acudir a ciertos lugares.

Sólo unas pocas ciudades de nuestro país permiten a los animales subir al autobús, tranvía o metro, a pesar de que esto resulte algo habitual en otros países. La cuestión del transporte público suele depender de la regulación de la Comunidad Autónoma o Ayuntamiento, pero lo cierto es que, como digo, pocas lo incluyen. Tratándose de un servicio público como es el transporte en autobús, tranvía o metro, debería contemplarse esa posibilidad para permitir a todos utilizar dicho servicio.

Una de las ciudades pioneras en permitir el acceso de los animales al transporte público fue Zaragoza, si bien observamos que la ordenanza que lo regula establece limitaciones para acceder el transporte como es el peso del animal (en el caso de los autobuses que lo limita a un máximo de 10 kgs.), o las "molestias" a otros usuarios. En todos los casos se establece que deben ir provistos de correa y bozal o, en su caso, en transportín. Otras ciudades ni siquiera lo contemplan.

En definitiva, de la lectura de la ordenanza de Zaragoza o de otras normas podemos comprobar que no hay una línea clara de actuación, que dependiendo de la ciudad se permitirá una cosa u otra, podremos ir subir al autobús con nuestro perro o lo tendremos prohibido. En esto también nos queda mucho camino por hacer.