Como ya hemos hablado en artículos anteriores, el mayor problema para los animales es su utilización como si fuesen objetos o cosas sin sentimientos ni derechos, para beneficio del ser humano (alimentación, vestimenta, emocionalmente, etc.). Pero sin duda es la Navidad la peor época para ellos, debido a la gran instrumentalización de los mismos para disfrute de las personas. Millones de animales inocentes serán sacrificados para dar placer al paladar e incluso habrá otros que no llegarán ni al plato y serán arrojados a la basura como si su vida nada importase. Se venderán miles de cachorros para ser regalados como si de un juguete se tratase, para luego más tarde muchos de ellos ser abandonados, y rescatados en verano por los que dedicamos nuestra vida a la protección animal. Serán muchas las víctimas en las próximas «fiestas» y todas ellas con forma de animal. Demasiadas para lo que en realidad debería ser, si viviésemos en un mundo justo e igualitario para todos.

En España existe la «tradición» de celebrar festividades dañando a los animales. Esto es, bajo mi punto de vista, lo primero que deberíamos cambiar si queremos que la realidad de los animales sea otra. Porque mientras el dolor de estos bellos seres sea asociado a la obtención de placer o a algo positivo para los humanos, jamás se cambiará, pues somos seres tan egoístas que mientras saquemos un beneficio no nos importa los que sufran los demás.

Por todo ello, os animo a celebrar la Navidad con empatía, con respeto y solidaridad. Siendo responsables y conscientes de las consecuencias tan dolorosas que tienen estas fechas para los animales si no pensamos en ellos a la hora de actuar. Intentemos que haya igualdad y pensemos en que para que nosotros nos divirtamos, no es necesario utilizar a los animales. Existen otras opciones, alternativas éticas y saludables que pueden ayudarnos a nosotros mismos como personas, creciendo en valores y fomentando nuestro desarrollo personal, y a los animales, salvándoles la vida eligiendo la paz para todos.