Son varias las campañas que se han lanzado por las protectoras para que este año no se regalen animales por Navidad. Hay que evitar concebirlos como objetos o juguetes. Son seres sintientes con unas necesidades muy específicas que hay que proporcionar. Cuando en Navidad se comercia con ellos, se transforma un capricho puntual en un problema futuro e, incluso, a veces, en un maltrato. No hay que olvidar que son precisamente estos animales los que más posibilidades tienen de ser abandonados. Todas las personas no están preparadas para hacerse cargo de un animal. Introducirlo en la familia es una decisión que influirá en las dinámicas de la misma durante los siguientes 10 años o más. Por eso, todos los miembros tienen que estar dispuestos a asumir ciertas responsabilidades en su cuidado. De todas formas, aunque la Navidad no es el momento más oportuno, si aun así estás decidido a hacerlo: ¡no compres, adopta! Dale una segunda oportunidad a algunos de los animales que lo necesitan.

*Francisco Garcia-Romeu es presidente del O.C. para el Bienestar Animal