Y ya van dos asesinatos en tan sólo unos meses. Probablemente sea porque el kilo de colmillo de elefante o el de cuerno de rinoceronte se vende actualmente al doble que el de oro. Ni siquiera el precio de la cocaína o la heroína se acerca a su valor. Nada es más caro. Por eso, la vida de aquellos que luchan por protegerles ya no vale nada.

Esmond Bradley, activista estadounidense (en la imagen), dedicó toda su vida a protegerles. Su compromiso en la lucha contra las mafias internacionales era total. Había llegado tan lejos que se había infiltrado en varias ocasiones en las mismísimas entrañas del comercio ilegal de especies. Sus informes al respecto eran devastadores. Gracias a ellos consiguió que fueran cayendo, uno a uno, los mayores traficantes del mundo y que las detenciones de furtivos se multiplicaran hasta el infinito.

Sin embargo, pese a que había logrado parar, en parte, la masacre criminal de elefantes y rinocerontes en África y había finiquitado muchas de las redes que traficaban con estos, todo parecía inútil; en poco tiempo, éstas volvían a estar de nuevo activas comerciando con ellos. Era una locura, una auténtica lucha titánica contra los intereses económicos y, en definitiva, contra la corrupción del poder.

Pero Esmond nunca se desanimaba. Al revés, a sus 75 años seguía luchando con más convencimiento y fuerza que nunca, si cabe, por la protección de los animales.

Tenía en su haber importantes logros. Había contribuido sustancialmente a que varios gobiernos como el chino prohibieran definitivamente el comercio de marfil y de cuernos de rinocerontes y, hasta recientemente, había sido nombrado enviado especial de Naciones Unidas para la conservación de los animales.

Toda una vida entregada y dedicada a los animales, pero entregada literalmente. La semana pasada, unos desconocidos le asestaron varias puñaladas en su casa de Nairobi. No robaron nada pero consiguieron su tesoro: la vida de Bradley. Fue cazado como uno de esos animales a los que tanto defendía.

Su muerte se une a la reciente de otro conocido activista en la lucha por la protección de los elefantes: Wayne Lotter, acribillado a balazos en Tanzania cuando se dirigía en un taxi al aeropuerto. Así que, ya ven, desde hace unos meses, el furtivismo ya no caza sólo leones, elefantes o rinocerontes, ahora también caza a defensores de animales.

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